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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1223

Capítulo 1223

“¿Te lo pidió de rodillas?” Asier preguntó con un tono desencajado, volviendo a insistir con una voz baja y magnética.

Con su indice, jugueteaba con la barbilla de Elia, sin darle oportunidad de esquivar, forzándola a mirarlo a los ojos.

“¿Qué?” Elia no lograba seguirle el ritmo de sus pensamientos.

“¡Se arrodilló frente a ti y levantó tu falda!” Dijo Asier, mordiéndose los dientes de la rabia.

Había entrado al restaurante y había visto a Ramiro de rodillas frente a Elia, con una mano levantando la falda de ella para ver su pierna…

Solo de pensar en esa escena, Asier no podia contener la furia que le inundaba, convirtiéndolo en un ser peligroso y frio como la escarcha.

Eliá lo entendió y se apresuró a explicar: “No es lo que parece, lo que pasó fue que el mesero dejó caer sopa sobre mi pierna por accidente, y Ramiro estaba revisando si me había quemado.”

En ese momento, Elia también se habia sorprendido de que Ramiro de repente se arrodillara ante ella con un gesto tan respetuoso y humilde para verificar si su pierna estaba quemada.

Los ojos de Asier se estrecharon y sus cejas se fruncieron por la tensión, soltó la barbilla de Elia y con su mano comenzó a subir su falda, revelando sus piernas pálidas.g2

La piel estaba un poco roja en el área afectada, pero afortunadamente no había herido la piel.

Las cejas de Asier se suavizaron y se incorporó Alargó la mano hacia el asiento delantero y tomó una toallita húmeda, sacando una y con cuidado limpió el enrojecimiento en la pierna de Elia.

La toallita estaba impregnada de alcohol, y al pasarla por la pierna de Elia, daba una sensación de frio y confortable.

Asier se sento, su imponente pecho ya no presionaba sobre Elia, y la sensación opresiva que ella sentia disminuyó un poco. Apoyándose en el asiento del coche, Elia también se sentó.

Viendo que Asier desechaba una toallita y tomaba otra nueva, continuó limpiándole la pierna.

Elia pensaba para si, no estaba herida, ¿para que él se tomaba tanto trabajo en limpiar la zona de la quemadura?

¿Seria que estaba demasiado preocupado?

Elia le recordó: “No me quemé, no duele.”

De hecho, no hacia falta desperdiciar otra toallita

La mirada penetrante de Asier se levantó y la observó un momento, sin detener sus movimientos. No

solo limpiaba la zona enrojecida, sino también otras partes de su pierna.

Después de limpiarla toda, todavia seguia insatisfecho. Tiro la toallita y sacó una nueva, entregándosela a ella y diciendo: “Limpia bien donde el te toco!”

Elia se quedó en silencio.

Ella había pensado demasiado, creyendo que él estaba preocupado por la quemadura, pero en realidad queria limpiar su piel donde Ramiro la habia tocado.

12:54M

Ese hombre tenia un sentido de posesión demasiado fuerte, hasta el punto de ser enfermizo.

Elia murmuraba en su interior, pero aun así tomó la toallita de sus manos y se limpió toda la piernal

Se acomodo y le dijo: “¿Ya está bien ahora?”

Asier le lanzó una mirada sombría y luego ordenó al conductor: “¡Maneja!”

El conductor, que habia estado rigido y temeroso esperando instrucciones, rápidamente puso en marcha el motor y el coche se alejo.

El vehiculo rodaba con suavidad por la carretera asfaltada.

De vez en cuando, Elia miraba a Asier a su lado, que se sentaba con una postura estricta, su figura alta y recta, con una presencia desbordante.

No solo irradiaba un aire aristocrático, sino también un aura de rigor y disciplina.

Era una actitud que inspiraba respeto y mantenía a la gente a distancia.

¿Era Asier alguien que una persona común podría ambicionar?

era

Después de una pausa, Elia dijo: “Le devolví un favor a Ramiro, ¿eso significa que ahora te debo uno a

ti?”

En cuanto termino de hablar, la mirada peligrosa de Asier se volvió hacia ella, haciéndola estremecerse -por completo.

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