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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1218

Capitulo 1218

En un principio, Ramiro habia citado a Elia en el restaurante Sabor Buendia para hablar sobre Sergio

En ese momento, sentados por segunda vez en el mismo restaurante, la conversación giraba, nuevamente, en torno a Sergio.

Cada vez que se mencionaba a Sergio, el corazón de Elia se retorcia de dolor y tristeza.

¿Por qué era Sergio tan obstinado, tan ingenuo? ¿Acaso pensaba que ella habia insistido en terminar su relación porque él no era lo suficientemente fuerte?

Si Elia se hubiera preocupado por el linaje o el poder, nunca habría estado con él desde el principio. cuando no sabia que Sergio pertenecia a una de las familias más acaudaladas y creia que solo era un estudiante universitario.común.

Para ella, lo que importaba era la persona en quien habia puesto su confianza, no su estatus o poder. Si no estaba segura de sus sentimientos hacia alguien, no importaba si era el rey del poder, ella se alejaria de él.

Elia anhelaba una felicidad sencilla: amarse mutuamente, tener un corazón unido y luchar juntos por su pequeño hogar.

Había decidido terminar con Sergio porque no pudo soportar que el hubiera dormido con otra mujer, y además, ella misma habia sido manipulada, perdiendo su virginidad en el proceso.

No podia olvidar la conmoción de ver a Sergio en la cama con Vania, ni la desesperación y el dolor de: sentirse violada en su integridad.g2

Desde aquella noche, ella y Sergio estaban destinados a no estar juntos

Luego, ella quedó embarazada y dio a luz a cuatrillizos.

La distancia entre ella y Sergio se hacia cada vez mayor.

Los problemas entre ellos no se resolverían por más que él se esforzara. Lamentablemente, ella no se lo había dicho antes…

Las manos de Elia sobre sus piernas se apretaban con fuerza, estaba incómoda y su cuerpo o se tensaba debido a ello. Mordia ligeramente su labio intentando contener las lágrimas.

El remordimiento y la deuda que sentia hacia Sergio eran algo que no podria saldar ni compensar en esta vida.

Ramiro observó sus ojos enrojecidos, y vio que sus pupilas como espejos liquidos reflejaban un brillo contenido, luchando por no derramar lágrimas.

Al verla en ese estado, Ramiro sentia un malestar en su interior.

La muerte de Sergio aún le pesaba. Su gran amigo y socio se habia ido repentinamente.

No podia olvidar la sensación de oscuridad y conmoción que le causó al enterarse de esa noticia, fue como una tormenta eléctrica azotando su mente.

Cada vez que hablaban de Sergio, era como si una espina en su corazón se removiera, causando un dolor insoportable.

El sabía que Elia sentia lo mismo.

“No te estoy contando todo esto para hacerte sufrir, sino para que sepas que Marina amaba a Sergio

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tanto como él te amaba a ti. Sergio murió y ella perdió la mitad de su vida. Ella te culpa por ocupar el corazón de Sergio, cree que él se fue por no poder tenerte, y por eso actuó de manera tan extremal contigo.”

Elia levantó la mirada, forzando a si misma de no llorar, sus ojos enrojecidos miraron a Ramiro mientras intentaba estabilizar su voz para que no sonara a llanto.

Pero a pesar de su intento por ser fuerte y calmada, su voz temblorosa revelaba el profundo dolor en su interior.

¿Esperas que interceda por Marina?” preguntó Elia.

Después, apretó los labios y, con prisa, tomó una servilleta para secar las lágrimas que no pudo contener, diciendo apresuradamente: “Lo siento por mi comportamiento.”

“No te preocupes, si necesitas llorar, hazlo, dijo Ramiro con expresión seria, sin rastro de burla y con un sentimiento de empatía.

Si Elia no mostrara ninguna emoción al hablar de Sergio, eso si que sería extraño para Ramiro.

Elia temía que Ramiro se burlara de ella, que su dolor y sollozos fueran motivo de risa, cuando en realidad no habían tocado ningún tema demasiado sensible.

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