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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1215

Capitulo 1215

Jimena se quedo parada un momento, y luego, con una chispa de curiosidad en los ojos, pregunto: Como supo Asier

“, que te encontraste conmigo y con Daniel? No hablas pedido permiso en el trabajo para ir conmigo esa tarde? ¿Qué, acaso te puso un rastreador?”

“Lo dudo, el collar con GPS que me regaló la última vez ya no existe. He revisado mis cosas y no hay nada que pueda tener un localizador“, respondió Elia.

“¡Apuesto a que fue Orson, ese desgraciadol Seguro le sopló todo a Aster“, dedujo Jimena, enfureciéndose al pensarlo.

“No estoy segura. Elia también tenia sus sospechas.

Tiene que haber sido el ese perro! ¡Voy a ajustar cuentas con ese tipol“, exclamó Jimena, furiosa, y colgó el con un impetu temible.

Ela con el movil en la mano, quiso persuadir a Jimena de que no actuara impulsivamente, pero ya era demasiado tarde.

En fin, pensó que Jimena y Orson arreglen sus asuntos por su cuenta.

Elia se colgo la mochila al hombro y salió del Grupo Fuentes.

Se acercó a la acera, lista para cruzar y esperar el bus en la parada del otro lado.g2.

Un BMW negro se acercó y se detuvo a su lado. Elia pensó que estaba estorbando y se hizo a un lado, pero el vehiculo siguió su movimiento.

Elia se detuvo y miro con curiosidad y cautela hacia el BMW.

La ventanilla trasera se bajo, y apareció el rostro de un hombre, de facciones suaves y aire amable.

Siempre con una sonrisa calida en su rostro, tenia una presencia tan agradable y afable que tranquilizaba a quien lo vela. “Ramiro!” Elia se sorprendió al reconocerlo; pensó que alguien estaba bloqueando su camino a propósito, y no imagino que se encontraria con Ramiro, a quien no vela desde hacia tiempo.

La última vez que se vieron fue en la entrada del campo de golf, cuando el estaba alli para una entrevista con periodistas sobre el hotel Monte Plano.

Después de medio mes, se encontraban de nuevo.

Con una sonrisa serena y amistosa, Ramiro le dijo con su voz tranquila: “Hace tiempo que no nos vemos. He venido especialmente a buscarte.”

Elia, desconcertada, se señaló a sí misma y pregunto: “¿Has venido a buscarme a mi? ¿Hay algo urgente?”

Desde la última vez que Ramiro la ayudó a escapar y fueron capturados por Asier, no habían vuelto a hablar de huir.

Penso que ambos hablan dejado el asunto atrás.

Aparte de ese objetivo en común, no parecia haber mucho de qué hablar o en qué colaborar entre ella y Ramiro.

“Sube al coche y hablemos. Te invito a comer algo y de paso discutimos el asunto. Si seguimos aqui, vamos a obstruir el tráfico“, dijo Ramiro, acostumbrado a explicar las cosas con claridad para que todos entendieran rapidamente.

No era como Asier, que era siempre tan minimalista en las palabras, dejando que uno adivinara sus intenciones.

Hablar con Asier siempre era agotador para Elia; si él no lo decía las cosas de forma clara, ella no podia adivinar que pensaba.

Por el contrario, hablar con Ramiro era fácil, el explicaba todo claramente, lo que hacia la comunicación fluida y sin esfuerzo.

Elia dudo por un momento, pero pensando que Ramiro tenia algo importante que decirle, decidió subir al coche.

Al sentarse en el asiento trasero y ver las muletas al lado de Ramiro, preguntó con preocupación: “¿Cómo está tu pierna? ¿Ya mejoro?”

“Mucho mejor, hoy me quitaron el yeso, y en poco tiempo volveré a estar como nuevo“, dijo Ramiro con una sonrisa.

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