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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1212

Capítulo 1212

Gabriel seguia furioso, clavando su mirada en ella mientras preguntaba con insistencia: “De verdad no tocaste mi celular y mi computadora?”

“Yo, Adela, siempre he sido una persona recta, lo que hice, lo hice, y lo que no, jamás aceptaré la culpa injustamente.” Gabriel la miro fijamente durante unos segundos, luego soltó bruscamente el cuello de su camisa, apretó los dientes y sus músculos de la mandibula se tensaron. Su expresión era sombría y aterradora..

El video no había sido borrado por Adela, lo cual significaba que ella todavia no sabia nada sobre su aventura con Rosalinda, y mucho menos de la existencia de aquel video.

¿Pero como habia desaparecido el video que guardaba en su celular?

Pronto, Gabriel recordo el comportamiento de Elia en los últimos tiempos. Ya no se dejaba manipular como antes, ahora le respondia con decisión y hasta le amenazaba.

Será que Elia habla borrado el video?

cuenta.

Parece que tenía sus trucos, logró borrar el contenido de su celular y computadora sin que él se diera cuer

¿Qué cosas tan comprometedoras llevas en tu celular y computadora que te ponen tan nervioso? ¿Acaso has vuelto a engañarme con otra mujer?“g2

Adela reaccionó, empujándolo con fuerza, su rostro reflejaba furia y exigia explicaciones.

Gabriel retrocedió tambaleante, luego la miró con ira y dijo: “¡Muestrame un poco de respeto, si sigues asi, no me culpes si termino golpeándote!”

*¿Qué? ¿Quieres golpearme? ¡Te has pasado de la raya!” Adela estaba atónita. Gabriel estaba realmente diferente a como solla ser, se habia quitado todas las máscaras y se mostraba violento y sin escrúpulos, incluso parecia capaz de matar.

Adela no podia aceptar ese Gabriel y trató de contrarrestar su aura asesina con su propia fuerza y valentia.

“¡Calmate!” Gabriel ya estaba fuera de sí y alzó el puño para golpearla.

Adela vio su puño en alto, apretado con toda la fuerza que tenia, listo para golpearla.

Ella no podia creerlo y estaba en shock.

“¡Basta ya!” La voz desesperada de Liuva resono desde la entrada de la escalera.

El puño de Gabriel se detuvo a escasos centímetros del rostro de Adela, y él se giró bruscamente.

Ahi estaba Liuva, con el rostro bañado en lágrimas, furiosa acercándose a ellos.

Gabriel bajo el puño.

Liuva se planto frente a ellos, miró a Adela con reproche y luego a Gabriel con resentimiento.

“¡Llevan décadas peleando y siguen en lo mismo! Si no quieren seguir juntos, ¡divórciense de una vez! ¡Estoy harta de ustedes!”

Adela no quería divorciarse, su impetu se desvaneció y trató de tomar el brazo de Liuva: “Hija, yo…”

“¡Callate!” Liuva gritó mientras su voz fluctuaba entre el enojo y la impotencia: “Todos los días te quejas de que él anda con otras, pero nunca te divorcias! ¿Qué pretendes? ¡Siempre ha sido asi! Si no quieres divorciarte, entonces ignora sus aventuras. ¡Si no puedes soportarlo, divórciate y libéranos a todos!”

Adela quedó muda ante el grito de Liuva, sin saber qué decir.

Durante anos, luchando en una batalla de ingenio y agallas con Gabriel, ¿cómo no iba a sufrir? La pena era que amaba demasiado a ese hombre, a pesar de que la lastimaba una y otra vez, no podía dejarlo ir.

“Lluva, los asuntos entre nosotros dos mejor no te metas…” dijo Gabriel.

“¡Y tú!” Liuva se volvió hacia Gabriel con furia: “Pretendes lograr grandes cosas pero te falta el coraje para hacerlas realidad! Tienes las cartas en la mano y aun así las pierdes. ¡Dices que me vas a ayudar a conseguir a Asier, pero ni

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