Switch Mode

¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1201

Capítulo 1201

La mente de Elia estaba hecha un lio y, por más que se forzaba, no encontraba forma de conciliar el sueño.

Decidió renunciar a la idea de dormir y sacó su celular para distraerse un poco.

El aparato que tenía en sus manos era de última generación; el anterior habla tenido un trágico final en una hoguera durante una fiesta y probablemente ya estaba hecho añicos.

Este nuevo celular lo habia recibido como un obsequio de Asier, quien se lo habla comprado el dia que ella estuvo en el hospital. Le había llevado el celular con una tarjeta SIM que conservaba su antiguo número de teléfono.

El teléfono tenia un acabado metálico y era pesado y elegante; se notaba que era caro con solo mirarlo.

El dia que Asier le entregó el celular, solo habla guardado un número en él, el suyo propio, bajo el nombre de “Asier“. Cuando Ella revisó la agenda y vio que el primer y único nombre era el de Asier, se quedó un momento sorprendida y luego no pudo evitar sonreir.

Cuando Asier se ponia infantil ni siquiera Abel podia superarlo.

Con el tiempo, Elia fue agregando los números de las personas más cercanas a ella.g2

Empezó a extrañar a los niños. Eran pasadas las dos de la tarde y los pequeños aún estarian en la escuela.

Abrio la galeria de fotos con la intención de ver imágenes de los niños y aliviar un poco la nostalgia.

Pero al abrir la galeria, se dio cuenta de que estaba vacia.

Entonces recordó que su celular era nuevo y aún no habla tenido la oportunidad de tomarle fotos a los niños.

Las imágenes que había guardado en su anterior teléfono se habían perdido.

Era una pena no tener las fotos de los momentos importantes de la vida de sus hijos.

Se prometió que, cuando los niños regresaran, les tomaria un montón de fotos.

Mientras pensaba en esto, la imagen de las risas inocentes de los niños cruzó su mente y una sonrisa feliz se dibujo en su rostro.

Y sin darse cuenta, se quedó dormida.

Dormitó hasta pasadas las seis de la tarde.

Los cuatro pequenines abrieron la puerta de un empujón y entraron corriendo con sus cortas piernitas, llenando la habitación con sus voces dulces y agudas.

“¡Mamá, ya no duermas más, levántate a cenar!” exclamó Abel mientras corria hacia la cama.

“¡Mama, el sol ya se puso! Si sigues durmiendo, la luna vendrá a cortarte las orejas“, dijo Joel acercándose a la cama. “¡Mamá, a cenar! Hay un montón de cosas ricas, ¡huelen tan delicioso!” Iria camino hacia Elia, levantando sus manitas regordetas en el aire, tratando de expresar cuántas delicias habia preparadas.

“¡Mamá, levántate…” murmuro Inés con su vocecita débil.

Rodeada por ese amor puro e inocente, Elia despertó y giró la cabeza para ver cuatro caritas angelicales asomándose a su cama, con ojos brillantes que la miraban fijamente.

Al ver sus expresiones llenas de ternura, Elia sintió una alegria profunda y con una sonrisa dijo: “Mis amores, ya volvieron…”

“Hace rato que llegamos, mamá, pero papá no quería que subiéramos mientras dormias“, protestó Joel.

Elia se levanto de la cama y dijo: “¿Ya tienen hambre, verdad? Vamos, bajemos a cenar.”

“Si, mama, rápido, que si se enfria ya no quiero“, insistió Iria tomando la mano de Elia para dirigirla hacia la puerta, mostrando su entusiasmo por la comida.

Elia tomó de la mano a dos de sus hijos y salieron de la habitación hacia el comedor.

1/2

La mesa estaba repleta de platillos deliciosos, pero tres en particular captaron la atención de Elia.

Habia costillas de cerdo en salsa de tamarindo, filletes de pescado sin espinas y pollo guisado en salsa de tomate y chiles.

Tres grandes platos que parecian demasiado hasta para ella,

¿Seria que Asier habia mandado a preparar esos platos espe

Comment

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Options

not work with dark mode
Reset