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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1195

Capítulo 1195

Marina había perdido la razón y, con sus actos de locura, casi provoca la muerte de Elia en un incendio

voraz

Elia, con su frente arrugada por la preocupación, se dirigió a la madre de Marina y dijo: “De verdad no he querido hacer denuncias ni llamar a la policia. Si de verdad lo desea, hable con Asier Griera. Él se quemó la pierna en aquel incendio y es él quien está buscando justicia…”

Era la realidad, no tenia sentido pedirle a Elia que interviniera.

Al escuchar sobre la lesión de Asier Griera, la madre de Marina abrió los ojos asustada; su cuerpo, que hasta entonces se mantenia sereno, comenzó a temblar y se llenó de pánico como si un miedo atroz la hubiera alcanzado.

De repente, cayó de rodillas al suelo, con lágrimas corriendo por sus mejillas y dijo: “Es culpa de Marina, ella causó el daño al Sr. Griera. Estoy dispuesta a ofrecer una de mis piernas como compensación por el daño sufrido por el Sr. Griera. Solo quiero que él se calme, que queme mi pierna si eso le da paz…”

Elia, tomada por sorpresa, no esperaba que la madre de Marina se arrodillara de esa forma.

Rápidamente salió del auto y corrió a levantarla: “Señora, por favor no se arrodille, levántese, no hay necesidad de hacer esto….

Con esfuerzo, Elia intentaba ayudarla, pero la madre de Marina parecia estar pegada en el suelo, suplicando y rogando que perdonaran a su hija.

Elia le dijo con resignación: “Todo lo que le he dicho es cierto, no he buscado venganza. Si insiste, busque a Asier, no puedo hacer nada por usted…g2

“Usted es la madre de sus cuatro hijos y el Sr. Griera sempre la escucha. Hable con él, diga que estoy dispuesta a que me queme una pierna si eso lo hace sentir mejor, para que sea indulgente con Marina”, suplicó la madre de Marina, mirando a Elia con ojos llenos de lágrimas.

Elia sintió un nudo en el estómago al escuchar sus palabras sinceras. Había intentado convencer a Marina en su momento, advertirle que pensara en sus padres, en sus hermanos, en sus amigos que se preocupaban por ella.

Pero Marina estaba cegada por la locura, determinada a atar a Elia y prenderle fuego.

Ahora, la madre de Marina estaba dispuesta a sacrificar una pierna para conseguir una sente reducida para su hija.

Solo una madre haría algo asi por su hijo.

Elia seguía alli, intentando levantarla, pero sin poder acceder a su petición. Asier era alguien dific persuadir y si Elia mencionaba la posibilidad de reducir la sentencia de Marina, seria como firmar propia sentencia de muerte.

Además, si el proceso judicial determinaba que Marina debía cumplir 20 años, era porque se lo habi ganado, ¿no es así?

Cada quien debe enfrentar las consecuencias de sus actos.

Jimena, al darse cuenta de lo que estaba sucediendo, salió del coche enfurecida y se acercó a la madre de Marina, gritándole con ira: “¿Cómo se atreve a pedir clemencia para su hija asesina a una victima? ¿Acaso pensó en la dificil situación de Elia cuando estaba a punto de ser quemada viva?”

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“Si tuvo el coraje de intentar matar a Elia, pues ahora debe enfrentarse a las consecuencias. ¿La vida de Elia no vale nada comparada con los 20 años de su hija? ¡No venga aquí a arrodillarse y causar pena! ¡No hay razón para que una victima perdone a un criminal tan cruel!”

“Si su hija realmente se arrepiente y cambia, tendrá la oportunidad de demostrarlo incluso en prisión y podria solicitar una reducción de su condena. Si no se arrepiente, ¿entonces qué pasará? ¿Saldrá de la cárcel después de unos años para continuar dañando a otros?”

Jimena estaba furiosa, reprendiendo a la madre de Marina sin contener su enojo.

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