Capítulo 1181
“Yo quiero una bebida, dijo Inés con su carita toda roja de la emoción.
“Está bien, pónganse cómodos, yo voy a la cabina,” respondió Asier con voz grave, tomando sus palabras en serio mientras caminaba hacia la cabina del avión con zancadas largas.
Asier estaba participando de verdad en el juego con los niños.
Al ver esa escena, Fabio no pudo evitar sonreir con una sonrisa genuina, lleno de satisfacción y asombro…
El había visto crecer a Asier. Desde que los padres de Asier fallecieron, el joven casi nunca sonreía y mucho menos tenia una mujer a su lado. Siempre había sido una persona solitaria, emanando un aire que parecía decir “no me molesten”.
Con el tiempo, se había convertido en el sinónimo de frialdad e indiferencia, como si no tuviera lazos familiares.
Sin embargo, la soledad en su corazón y la melancolía de su soledad nunca habían sido descubiertas por nadie.
Desde que Elia y los niños llegaron a Villa Serenidad, la severidad de Asier se habia suavizado y hasta se habia vuelto más cálido.
Quizás otros no lo notaron, pero Fabio, que lo había visto crecer, podia sentir y entender el cambio en su aura g2
Viendo a Asier caminando finalmente hacia la felicidad, Fabio se emocionó tanto que su respiración tembló y sus ojos se calentaron.
Levantó la mano, secó las lágrimas de sus ojos y se marchó en silencio, dejando espacio y tiempo para Asier y su familia, para que disfrutaran de ese momento cálido juntos.
Asier y Elia pasaron toda la mañana jugando con los niños, quienes se divirtieron mucho y también se
cansaron.
Después de almorzar, los niños se fueron a sus habitaciones a tomar la siesta.
Elia también estaba cansada. Acababa de salir de la habitación de Iria y cerró la puerta, cuando se dio la vuelta y chocó contra el pecho fuerte de Asier.
Antes de que pudiera gritar, fue levantada en brazos por Asier.
“Asier, ¿qué estás haciendo?” preguntó Elia con los ojos bien abiertos y sorprendida.
“Vamos a descansar,” dijo Asier con su voz grave y seductora.
Ella se quedó en silencio.
Quería decirle que no hacia falta cargarla todo el tiempo, que no era una niña de cuatro años como Iria y que no necesitaba ser llevada en brazos.
Asier, con pasos firmes, subió al segundo piso y abrió la puerta de la habitación principal.
Antes de que Elia pudiera decir que se habia equivocado de habitación, Asier cerro la puerta con el pie y la puso en la cama. Su pecho la envolvia y su respiración agitada rozaba su cara.
Con sus ojos bien abiertos, Elia sintio la respiración pesada de Asier y su propio corazón comenzó a latir descontroladamente: “Pensé que ibamos a tomar una siesta. Tengo que ir a la habitación de al lado.”
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Capitulo 1181
Dijo ella.
“La cama de la habitación de al lado se rompió, la tiré, dijo Asier con voz ronca.
Elia dijo: “¿Qué coincidencia, verdad? ¿Se rompió justo después de que dormi en ella?”
No sería que él lo estaba haciendo a propósito, ¿la cama realmente no estaba rota?
“Así es la coincidencia, afirmó Asier con convicción.
Elia se quedó en silencio,
Sin palabras, sus ojos ansiosos se encontraron con los ojos profundos de él.
Una atmósfera sutilmente caliente fluia entre ellos, y la temperatura en el aire parecía subir cada vez
más.
La respiración de Elia se volvió más y más intensa, y su corazón latia fuera sin control.
Asier, con la mirada profunda, se inclino y susurró: “Iria se parece mucho a ti…
Elia tembló, él decia que Iria se parecia a ella, y él siempre había querido a Iria….
Con el corazón inquieto, Elia junto valor y preguntó temblando: “Asier, ¿te has enamorado de mi?
Asier no dijo nada, sus oscuros ojos la miraban de arriba abajo, con un brillo brotando en ellos, un brillo que se hacía más intenso mientras su respiración se volvía más agitada.
Se inclino y capturó sus labios con los suyos.
Esos labios ardientes se encontraron con los suyos, ahora eran dos corazones latiendo uno contra el otro, con un ritmo apasionado.
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