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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1173

Capítulo 1173

Era asi su vida de ancianos, tranquila y serena.

En la habitacion, Orson dormia placidamente, abrazando en sus sueños a Jimena. Ella, con su cuerpo ligeramente rellenito, se sentia suave y calida al abrazarla, su perfume de mujer lo seducia, incitándolo a besarla una y otra vez….

Orson seguia en el mundo de los sueños, con los labios fruncidos, besando a Jimena en su ilusión.

En pleno ensueño, su conciencia se alerto de repente. Abrió los ojos y descubrió que sus brazos abrazaban el aire.

Jimena va no estaba a su lado. Se levantó de un salto y vio que vacia en el suelo. Miró hacia la cama y también estaba vacia: Jimena no estaba en la habitacion.

¿Acaso lo de anoche, aquel revolcón, habia sido solo un sueño?

Orson bajo la mirada desilusionado. En la alfombra de lana, una mancha roja capturó su atención.

Esa mancha no era otra cosa que lo dejado por Jimena.

Era su primera vez… y la habia entregado a él…02

Eso era la mejor prueba de su agitada noche con Jimena.

Orson recordo lo que le habia dicho a Jimena antes de hacer el amor, que no todo lo que le habia dicho a su abuelo era mentira…

Le habia dicho a su abuelo que le gustaba ella, que pensaba casarse con ella…

Finalmente. Jimena acepto y se entregó a él.

Al recordar los momentos de la noche anterior, Orson sintió un nudo en la garganta.

Se levantó de inmediato, se dio una ducha, se vistió y bajo las escaleras apresuradamente.

En la planta baja, solo estaba Marisa sentada al lado de la mesa del comedor. Frente a ella había un desayuno intacto, como si nadie lo

hubiera tocado.

Orson se acercó rápidamente y preguntó: “Mamá, ¿dónde está Jimena?”

Marisa levantó la vista y lo miró con ojos penetrantes y desafiantes. “Todavía tienes la cara de mencionarla. Esta mañana, le pedi que desayunara y me respondió con una mala cara, no quiso comer. Me pidió dos millones, dijo que era lo que le debias.”

“¿Qué? ¿Te pidió dos millones? ¿Cómo es posible?” Orson no lo podía creer.

“¿Crees que te miento? Bajo enojada a buscarme, diciendo que anoche la habias maltratado, que iba a denunciarte, pero que si le daba dos millones para silenciarla, se acabaria el asunto, que no te buscaria más ni a mi tampoco. ¿Acaso eso no fue extorsion? Solo es una cazafortunas que no tiene escrúpulos para conseguir dinero. ¿Dónde encontraste a esa clase de mujer? Realmente deshonras a nuestra familia!” Marisa estaba furiosa y habló a Orson con un tono enfadado.

Orson se puso pálido y tenso. Apretó los dientes y dijo: “No es posible, ella no es esa clase de persona.”

“¿Aún no me crees? Tengo el registro de la transferencia, ¡mira!” Marisa sacó su teléfono móvil, buscó el registro de la transferencia y lo puso frente a Orson para que lo viera.

Orson vio que el receptor de la transferencia era Jimena y sintió como si le hubieran clavado una estaca en el corazón, su rostro se tornó aún más sombrio.

“Te lo dije, solo las hijas de grandes familias tienen virtudes y decencia, Mira las mujeres que traes de afuera, cada una más interesada en tu dinero que la otra…”

“¡Basta ya!” Orson interrumpió a Marisa con furia, su mirada se endureció hacia ella, dejándola enmudecida con una sola ojeada.

Después de un vistazo severo, Orson se dio la vuelta y salió de la casa con paso firme.

Marisa observó cómo Orson se alejaba rápidamente, y una sonrisa se dibujo en su rostro.

Todo lo que hacía, era por el bien de su hijo.

Si Orson perdia la posición de presidente del Grupo Salcedo, ese seria el verdadero arrepentimiento de su vida.

“Sasha, ve a limpiar la habitación de Orson.” Marisa volvió en si y dio la orden a Sasha.

Luego, como si hubiera recordado algo, agregó: “Mejor lo hago yo misma.”

Capitulo 1174

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