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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1172

Capítulo 1172

Marisa se sintió ofendida por las palabras de Jimena. ¿Cómo era posible que esa mujer tuviera la desfachatez de decir que habla jugado con Orson y encima hacer que el terminara pagando?

¿Qué clase de descaro era ese?

Ella habla estado con un hombre y ahora lo presentaba como si hubiera sido un juego.

¡Qué manera de ser tan desenfrenada!

Si hubiera sabido que Jimena era ese tipo de mujer, nunca le habria ofrecido dinero ni hablado de compensaciones.

Pero ya había dicho demasiado y Jimena tenia fijos en su mente esos dos millones.

Querer retractarse era imposible a esas alturas.

Marisa estaba furiosa y sin decir palabra, tomó el cheque que Jimena le extendió, sacó su celular, ingresó el número de cuenta y transfirió los dos millones.

El teléfono de Jimena en su bolsillo vibro de inmediato, Miró el mensaje: dos millones habian llegado a su cuenta.g2

La rapidez con la que se hicieron todo el proceso fue impresionante.

Jimena, mostrando su teléfono con una sonrisa forzada, le dijo: “Ya recibi el dinero, me voy, adiós, no, mejor dicho, hasta nunca…

Después de eso, se levanto y se marchó.

Cuando llegó a la puerta, se cruzó con el abuelo Salcedo y la abuela Salcedo, que regresaban de su caminata matutina. La abuela Salcedo, al ver a Jimena salir, la saludó con entusiasmo: “Jimena, ya te levantaste, ¿ya desayunaste?”

Jimena, recordando aquellos platos de sopa y las palabras de Marisa, se llenó de rencor hacia los abuelos Salcedo.

Sin prestar atención a la abuela Salcedo, siguió su camino con pasos firmes, ignorándola por completo..

Al ver que Jimena se marchaba enfadada, la abuela Salcedo, curiosa, intercambió una mirada con el abuelo Salcedo y pregunto: “¿Qué le habrá pasado a esta chica?”

El abuelo Salcedo se quedó pensativo y negó con la cabeza, también desconocia la razón del mal humor de Jimena.

¿Cómo podia ser que el dia anterior estaba tan alegre y ahora de repente ni siquiera les dirigia la palabra?

Los abuelos Salcedo entraron a la casa.

Un segundo antes de que entraran, Marisa le ordenó a la sirvienta Sasha con seriedad: “Cuida tu lengua y no hables más de la cuenta.” Sasha estaba asustada y asintió.

Justo cuando termino de hablar, los abuelos Salcedo entraron cogidos de la mano.

Al ver que Marisa todavia estaba sentada en la mesa del desayuno y que había un plato intacto, la abuela Salcedo te preguntó: “¿Qué le pasó a Jimena que se fue tan apurada?”

R

*Dijo que iba a llegar tarde al trabajo y ni siquiera desayuno. Debe de haber estado muy cansada ayer y hoy se levantó muy tarde.” Dijo Marisa sonriendo inocentemente, y con una expresión muy amable en su rostro.

La abuela Salcedo se golpeó la frente contrariada y dijo: “Ay, mira tú, ayer les di de comer demasiado, sin pensar que los jóvenes tendrían que trabajar por la mañana.”

“No se preocupe, seguro que entienden su buena intención.” Dijo Marisa mientras sonreia, mostrando una imagen de gran respeto.

“Si, lo que quiero es que ellos se unan pronto. No es fácil que Orson se enamore sinceramente de una chica, tiene que aprovechar la oportunidad. Si no, luego Orson no querrá a nadie y solo pensará en vivir la vida loca, y eso complicarà las cosas. Su vida se arruinara por culpa de las mujeres…”

La abuela Salcedo suspiro, dando su consejo con el corazón en la mano.

Marisa bajó la vista y guardó silencio.

“Estamos cansados, vamos a echarnos una siestecita. Cuando Orson se levante, que desayune.” La abuela Salcedo, tomada de la mano del abuelo Salcedo, regresaron a su habitación.

Los dos ancianos solian levantarse muy temprano cada dia, desayunaban, daban un paseo y luego volvían a dormir un poco antes de levantarse para almorzar, después, caminaban un poco más y tomaban cale.

Capitulo 1173

Capítulo 1173

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