Capítulo 1168
La mañana estaba iluminada por el sol que se colaba por las cortinas, proyectando su luz tierna y blanca sobre el rostro de la personal que descansaba en el suelo.
Era una imagen de serenidad, que ahora parecia aún más apacible y y armoniosa.
Jimena estaba acurrucada en los brazos de Drson, durmiendo con la luz del sol que se filtraba a través de sus párpados, despertando lentamente su sueño.
Poco a poco, abrió los ojos y lo primero que vio fue una piel de tono carnoso, cálida al tacto, y con un aroma varonil.
Su mente se aclaró de golpe, recordando las escenas de pasión con Orson de la noche anterior, y su rostro se tiño de un rojo encendida.
Con la conciencia despierta, se dio cuenta de que su mejilla estaba apoyada en el pecho de Orson, y podia escuchar claramente el sonido de su corazón latiendo fuerte y vivo.
¡Dios mio, no estaba soñando! ¡Habla pasado la noche con Orson!
Con el hombre que habia cautivado su corazón desde el primer momento, con quien habia amado con una pasión desenfrenada.
Era como si hubiera ganado la loteria!92
Jimena estaba emocionada y al mismo tiempo aterrada.
Su corazon latia con fuerza, y al levantar la cabeza, el brazo de Orson se deslizó de su cuerpo.
Apoyandose en la alfombra de lana, se incorporó y miró a Orson, quien seguia durmiendo profundamente, sin señales de despertar.
El aspecto de Orson ese dia era la imagen de la belleza que hacia latir el corazón de Jimena, con su cabello corto a los lados y más largo en el centro: con su rostro atractivo y encantador; con ojos estrechos y una pequeña peca cerca de la esquina del cjo.
Cada rasgo de su rostro parecia perfectamente esculpido para ella, con su nariz alta y labios sensuales.
Recorrió con la mano su nariz y sus labios con un toque delicado, recordando esos mismos labios besándola la noche anterior, lo que hizo que su corazón se acelerara y sus mejillas se sonrojaran aún más.
De repente, el durmiente Orson se movió, volteándose.
Jimena, asustada, retiró su mano rápidamente y murmuró una excusa: “No te confundas, solo fue sin querer, te toque sin querer“,
Sin obtener respuesta, miró a Orson más de cerca y vio que sus ojos seguian cerrados y su respiración era regular, seguia profundamente dormido y no había despertado.
Jimena, sintiéndose como si hubiera cometido un delito, soltó un suspiro de alivio y con cuidado se levantó del suelo, tratando de no hacer ruido para no despertar a Orson.
Al levantarse, se dio cuenta de que habia pasado la noche en el suelo.
¡Habia dormido en el suelo con Orson!
Y además, habia ocurrido lo impensable entre ellos.
Por suerte, la alfombra era de lana y estaba limpia y suave.
Jimena se dio una ducha, encontrando su ropa ya seca colgada en el balcón del baño, lista para ponersela después del baño.
La abuela Salcedo y el abuelo Salcedo, junto con Marisa, la madre de Orson, estaban desayunando en la sala de estar de la planta baja. Marisa pregunto: “¿No vamos a despertarlos para que desayunen?”
La abuela Salcedo, con una sonrisa significativa en su rostro, respondió: “Déjalos, los jóvenes seguro que anoche se cansaron mucho, están recuperando energias. No hay que molestarlos, ya bajarán cuando despierten por si mismos, no pasa nada si desayunan más tarde.”
El abuelo Salcedo seguia concentrado en su plato de atole, sin querer participar en la conversación de las mujeres.
Lapitulo 1169
Capítulo 1169