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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1153

Capítulo 1153

La garganta de él se apretó, lentamente bajó la cabeza, sus labios se acercaron a los de ella.

Jiména respiraba con dificultad y su mente estaba echa un torbellino. Al ver los labios de Orson acercándose, tragó saliva fría y poco a poco cerró los ojos…

Orson, al verla con los ojos cerrados, sus pupilas se movieron bajo los finos párpados, su respiración se volvió agitada e inestable, estaba claramente nerviosa.

Los labios de Orson rozaron los suyos….

Jimena sintió la respiración de él entre sus narices y su potente esencia masculina era tan evidente apoderándose de toda su razón. Su corazón palpitaba y latía descontroladamente.

Los labios de Orson rozaron los de ella y Jimena, que ya estaba muy sensible, tembló por completo y unas gotas de sudor comenzaron a brotar de su frente.

Orson no continuó el beso, solo rozó sus labios y luego se puso junto a su oído, con un tono burlón dijo: “¿En serio quieres que esto parezca real?”

Su voz baja, soplaba en el oído de Jimena, ella tembló, su corazón de repente se alarmó, abrió los ojos y se dio cuenta de su juego.

De inmediato se sintió avergonzada y furiosa, levantó el pie y lo pateó fuera de la cama.g2

“¡Orson, maldito seas!” gritó Jimena, sentándose rápidamente.

Cuando Orson sintió la patada en su pierna, se dejó caer de la cama, quedándose sentado en el suelo. con una sonrisa burlona en el rostro. Estaba riéndose cuando su pecho comenzó a temblar y dijo: “Ya veo que por quedarte con la cama, eres capaz de todo. Está bien, la cama es tuya, yo dormiré en el suelo.”

Cada vez que é

él volvía, dormia solo, sintiendo una soledad y aburrimiento. Ahora que por fin aparecia alguien para disputarle la cama, él encontró un perverso placer en molestar a Jimena, pensando que sí ella cedia en dormir junto a él, él aun así le cedería la cama para que pudiese dormir sola.

No esperaba que ella no se diera por vencida, luchando contra él con patadas y empujones, todo por ganar la

cama.

Qué interesante, nunca había conocido a una mujer tan fascinante. Las que actuaban con él siempre le obedecian, temerosas de enfadarlo, ese tipo de mujeres ya lo aburrian.

El suelo estaba cubierto con una alfombra de lana, y en el calor del verano, dormir en el suelo no era

para nada frío.

Orson se tumbó allí mismo.

Jimena lo miró con desdén y dijo: “Si me la hubieras cedido antes, no te habrías ganado una patada, ¿no crees?”

Ella se acostó en la cama con naturalidad, tiró de las mantas, cubriendo su vientre, cerró los ojos y

buscó el sueño.

Orson, apoyó su cabeza en sus manos, buscando forma de conciliar el sueño.

La habitación quedó en silencio, solo se escuchaban sus respiraciones que llenaban el espacio.

Pronto, Jimena se durmió.

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Capitulo 1153

Más tarde en la noche, Jimena sentía más y más calor, jaleaba las mantas y no paraba de sudar por todo el cuerpo mientras se revolvía en la cama, lo que le impedía dormir. Pensó que el aire. acondicionado estaba muy alto y bajo la temperatura al minimo, pero seguía sintiendo un calor insoportable.

En el suelo, Orson también se despertó por el calor, su cuerpo estaba empapado en sudor revolcándose en el suelo. Solo llevaba unos shorts, y deseaba poder quitárselos también.

Jimena, con la boca seca y sofocada, se levantó para buscar algo de agua.

En la oscuridad, no se dio cuenta de que había alguien debajo de la cama y tropezó, cayendo encima de

Orson.

“Uh!” Orson emitió un gruñido sordo al ser aplastado, la suavidad y el perfume de Jimena se colaron en sus fosas nasales y su cuerpo caliente se tensó al instante, a punto de romperse.

“¡Ay, lo siento, fue sin querer…!” Jimena intentó levantarse rápidamente.

Orson la rodeó con su brazo y la atrajo hacia su pecho: “¿Qué tal si hacemos de cuenta que esto es de verdad? Te deseo…”

Al escuchar su voz ronca, Jimena contuvo la se

estremeció.

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