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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1148

Capítulo 1148

La abuela Salcedo soltó una carcajada y se marchó, convencida de que Orson y Jimena estaban en ese tipo de relación. Se sentia tranquila.

Pero Marisa no estaba convencida. Le costaba creer que Orson realmente estuviera enamorado de Jimena, que fueran una pareja de verdad.

¿Su hijo realmente había cambiado tanto como para enamorarse de una mujer y querer casarse con

ella?

¿Estaba dispuesto a abandonar todo un jardín por una sola flor?

Marisa tenia sus dudas, sentía que algo no encajaba. No se fue, decidió quedarse cerca de la puerta, escuchando clandestinamente.

“Lo siento, la próxima vez tendré más cuidado,” se disculpó Orson con Jimena, su voz estaba ronca por

la humedad.

Jimena acababa de quejarse de que Orson había puesto el agua demasiado fría y, al oirle hablar después, notó algo raro en su voz. Dio un par de pasos hacia atrás, presintiendo peligro.

“¿Habrá una próxima vez? Ya es suficiente con esta, dijo Jimena, evitando su mirada mientras retrocedía.

El ambiente en el baño estaba lleno de vapor, creando una atmósfera de intimidad. Aunque la intención era refrescarse, Jimena sentia más calor, no solo en su cuerpo, sino que todo el espacio parecía calentarse.g2

En la cercanía de un hombre y una mujer, parecia que en cualquier momento podría saltar la chispa…

El corazón de Jimena latia de forma descontrolada, elba aumentando la intensidad según iba pasando el tiempo….

Orson vio que Jimena piso un jabón que estaba en el suelo y rápidamente extendió su mano:

“Cuidado!”

“¡Ah!” Pero fue demasiado tarde, Jimena resbaló y cayó hacia atrás.

Orson la agarró. Para evitar que se golpeara la nuca, la giró en sus brazos, cayendo de espaldas al suelo y Jimena cayendo encima de él.

“Umm…” Jimena estaba aturdida, ya que su rostro estaba contra algo cálido. Al levantar la cabeza dolorida, se dio cuenta de que su rostro había estado…

¡Entre las piernas de Orson!

Jimena, que aún yacía en el suelo seguía mirando hacia esa dirección, se sentía tan avergonzada que quería desaparecer.

¡Estaba deseando que alguien la hiciera desaparecer! Si eso se sabia, su reputación estaría arruinada.

Jimena respiró hondo, intentando levantarse, cuando su cabello se atoró. Cuanto más se apuraba por levantarse, más doloroso era el tirón, así que tuvo que bajar la cabeza otra vez.

Orson, con la espalda en el suelo y el dolor en los hombros, frunció el ceño y, medio levantándose, miró a Jimena con voz ronca y dijo: “Levántate rápido, no aguanto más…”

El dolor de espalda era insoportable y necesitaba revisarlo, pero Jimena estaba encima de sus piernas.

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Capitulo 1148

Jimena, cada vez más nerviosa, bajó la cabeza y tiró de su cabello más fuerte, llorando sin lágrimas: “Mi cabello está atorado en tu cremallera…”

Orson se quedó sin palabras.

“¿Por qué están tan apurada por desabrochar mi cremallera, acaso quieres algo conmigo…?”

“¡Cállate!” Jimena, enfurecida y sonrojada, regañó a Orson.

Era suficiente con fingir ser su pareja, ahora que estaban solos, él aún se quería aprovechar de ella.

“Era una broma, ¿por qué te enojas?” Dijo Orson con un tono burlesco.

Al ver que Jimena estaba realmente molesta, Orson dejó de bromear y extendió la mano para ayudarla con su cabello.

El cabello no se soltaba, pero la cremallera si.

Jimena se ruborizo aún más.

“¡Haz fuerza, acaso no has comido!” Jimena, agitada, le instó a tirar más fuerte de su cabello. No quería seguir en esa situación, era insoportable y humillante.

Orson, con la respiración entrecortada por el dolor de espalda, respondió. “Está bien, haré fuerza, espera, no te desesperes…”

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