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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1139

Capítulo 1139

Marisa aún permanecía quieta, con el rostro tenso, observando cómo Orson salía del bar acompañado de una

mujer. Al llegar cerca de ella, sus ojos comenzaron a evaluar a la dama con detenimiento.

Jimena, que iba adelante, al ver a la distinguida señora esperando no muy lejos, y recordando cómo había tomado del brazo a Orson en el bar, sintió un súbito temor. Se alteró un poco y se detuvo, esperando a que Orson llegara a su lado. Entonces, con timidez, se aferró a la camisa de Orson, escondiéndose detrás de él como si no quisiera ser vista.

Orson le lanzó una mirada de reojo y vio cómo caminaba detrás de él con la cabeza baja, dando pequeños pasos rápidos, como una joven esposa temerosa de conocer a sus suegros. Una sonrisa se curvó involuntariamente en la comisura de los labios de Orson.

Jimena estaba nerviosa, insegura de cómo enfrentarse a la madre de Orson. Se aferraba débilmente a la mano de él, hasta que una mano grande y cálida la tomo.

Esa palma reconfortante y ligeramente húmeda, hizo temblar el corazón de Jimena. Al levantar la mirada, se encontró con los bellos ojos de Orson, que la observaban con indulgencia y asintió levemente.

Con ese pequeño estímulo, Jimena respiró hondo, intentando calmarse.

Orson tomó su mano y la llevó con firmeza hacia adelante, con pasos seguros y tranquilos hasta estar frente a Marisa.

* Dito Orson.

“Mamá, ella es la mujer de la que te hablé, ella es la mujer que me gusta.” Dijo

Al oir eso, Jimena lo miró sorprendida e incrédula. El perfil de Orson era determinado y resuelto y su belleza era deslumbrante.g2

El corazón de Jimena, que recién se había serenado, se agitó violentamente otra vez.

¿Qué decia Orson? ¿Que ella era la mujer que le gustaba? ¡Si cuando había hablado de negocios con ella no había mencionado que le gustaba!

“¿Así que tú eres la novia de Orson?” La voz inquisitiva de la dama la trajo de vuelta a la realidad.

Jimena se volvió hacia Marisa, enfrentando esa mirada inquisidora. Se sentía confundida y, sin darse cuenta, se aferró más fuerte a la mano de Orson.

Con una voz titubeante, dijo: “Si, si…”

Él apretó la mano de Jimena, protegiéndola, mientras le decía a Marisa. “Mamá, por qué tan brusca! Mira que la has asustado.” Orson notó la tensión en Jimena, cuyas manos estaban sudorosas y que apenas podía hablar claramente frente a Marisa.

“¡Vaya, vaya! Si apenas he dicho algo y ya estás a la defensiva.” Marisa respondió con una sonrisa, suavizando un poco su imponente actitud de matriarca.

Miró a Jimena y preguntó: “¿Y a qué te dedicas?”

“Soy diseñadora de joyas.” Respondió Jimena con tim dez.

“¿Y tus padres a que se dedican?” Marisa continuo.

Orson se molesto un poco e intervino. “Mamá! ¿Qué haces, investigando su vida?”

“Estoy hablando con ella, no contigo, así que cállate” Marisa replicó sin contemplaciones hacia su hijo.

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Capitulo 1139

Jimena, con la cabeza erguida, respondió: “Mis padres son funcionarios públicos, ya retirados.”

Marisa asintió, haciendo una nota mental sobre la familia de Jimena.

Luego,

o, con una mirada critica hacia Orson, dijo: “¿Qué es esto de traer a la chica a un bar? ¿Qué clase de lugar es ese para una cita?”

“Señora, no es culpa de él, fui yo quien quiso venir.” Jimena se apresuró a explicar.

Pero su comentario llegó tarde, pues Orson ya la estaba tirando de la mano en señal de advertencia. Marisa giró bruscamente hacia Jimena y exclamó en voz alta: “¿Qué? ¿Fue idea tuya ir al bar?”

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