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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1137

Capítulo 1137

“¿Qué le pasa a Priscila? ¿Por qué simplemente no te agrada?” Marisa ya no sabía qué hacer con él.

“No es nada en particular, simplemente no me cae bien. Mira cómo está de flaca, parece un esqueleto andante, la veo y automáticamente me rehúso.” Orson expresaba su desagrado con el rostro.

“Entonces, ¿qué tipo de chica te gusta?”

“Me gustan con curvas, un poco rellenitas y además que sean simpáticas,” respondió Orson sin pensarlo mucho.

“¿Y tienes una novia asi? Si es una chica decente, no diría nada si te casas con ella.” Marisa lo retaba, pensando que él solo decia.eso para desviar la conversación.

*Claro que si, y nos llevamos muy bien, afirmó Orson.

Marisa lo cuestionó. “¿Y entonces qué hacías hace un rato en el bar coqueteando con todas?”

“Eso fue porque tuvimos un pequeño desacuerdo, estaba intentando darle celos a propósito,” dijo Orson sin siquiera pensarlo.

“¿Ah si? ¿Y quién es ella? ¿Realmente existe? Porque me muero de curiosidad,” Marisa cruzó los brazos y lo observaba con interés, esperando ver cómo se las arreglaba.g2

“Espera un momento, voy a buscarla,” Orson dijo y se giró hacia el bar.

Marisa pensó que la mujer estaria en otro lugar, pero se sorprendió al ver a Orson dirigirse otra vez al bar.

Jimena estaba bebiendo jugo pensando que era alcohol, y ni se percató del error, cuando de repente alguien ocupó el asiento vacío a su lado, y una figura imponente apareció en su campo de visión.

Volteó la cabeza y allí estaba Orson con esa cara que parecía traer problemas a todos,

las, sus ojos rasgados iban perdiendo su brillo seductor y mostraban una seriedad inusual. Él le quitó el jugo de las

manos a Jimena.

Jimena intentó recuperarlo instintivamente y dijo: “¿Por qué me quitas mi trago?”

“¿Esto es alcohol? ¿Estoy ciego o lo estás tú?” dijo Orson.

Jimena estaba a punto de enojarse, pero cuando miro el vaso que Orson sostenía, se dio cuenta de que era el mismo jugo que Elia había estado bebiendo antes. Se sintió derrotada y sin poder expresar su frustración.

“Tengo que hablar contigo un momento, ven conmigo, le dijo Orson, dejando el vaso sobre la mesa.

Después de decir eso, se levantó y caminó hacia una de las salas privadas del bar.

Jimena estaba confundida, miró hacia donde Orson había ido, y luego buscó la aprobación de Elia con la mirada.

“Ve, yo te espero aqui,” le dijo Elia, sabiendo muy bien que Jimena quería ir. Aunque hablaba mal de Orson en su presencia, en el fondo no lo había superado.

“Voy

oy a ver qué quiere, espérame, vuelvo enseguida, dijo Jimena, tratando de mantener su dignidad, y siguió a Orson hacia la sala privada.

Entraron a la habitación y estaban solo ellos dos, era un ambiente tranquilo perfecto para conversar.

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Capitulo 1137

Orson se recostó casualmente en el respaldo de la silla y le dijo a Jimena: “Te estabas burlando de mí, ¿verdad?”

“¿Qué quieres? ¿Vienes a ajustar cuentas? No soy la única que se ha reído de ti, ve y ajustalas con todo el bar, dijo Jimena nerviosa, retrocediendo un poco. Con Elia al lado, podia insultar a Orson, pero en ese momento que estaba sola con él, se sentia intimidada por su presencia masculina y no se atrevía a ser tan osada.

“Te perdono mi malestar contigo con una condición, que me hagas un favor,” dijo Orson con los brazos cruzados y con una determinación firme.

¿Cuál es el favor?” preguntó Jimena casi sin pensar.

Orson reveló su propósito y dijo. “Quiero que finjas ser mi novia y vengas a conocer a mi abuelo,”

“¿Qué?” Jimena se sorprendió y abriendo los ojos de par en par.

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