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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1133

Capítulo 1133

“El jefe me dejó salir dos horas antes de lo usual, y aqui me encuentro, parada en la calle sin saber a dónde ir, comentó Elia, mirando el continuo fluir de los autos, todavía desorientada.

“¿Dónde estás? Voy por ti, también estaba aburrida sin nadie con quien estar, y no me imaginé que tú también estarias sola,” exclamó Jimena, sorprendida y emocionada.

“Mejor dime dónde estás y yo tomo un taxi para allá, no te preocupes por venir,” respondió Elia.

Jimena le dio la dirección.

Pronto, Elia llegó al lugar. Las luces multicolores del bar brillaban sobre Jimena, que sostenía una copa en su mano, disfrutando de la música del cantante en el escenario y saboreando su bebida.

Elia se acercó y se sentó a su lado, preguntándole: “¿Qué haces en un bar a plena luz del día?”

“Es que me aburria, respondió Jimena, volviendo en si y poniendo un jugo que ya había pedido frente a Elia. “Estás embarazada, no debes beber alcohol. Toma algo de jugo.”

Elia estaba realmente sedienta, así que tomó un sorbo de su bebida y le preguntó: “¿Qué te pasa a ti? Pareces estar de peor humor que yo.”

“Me siento sola, quiero estar enamorada. Sin el amor, me siento tan desamparada como un cachorro abandonado,” confesó Jimena, y poniendo sus manos en sus mejillas. Sacó la lengua haciendo una cara como la de un perrito esperando cariño.g2

Elia no pudo evitar reírse ante la graciosa expresión y el tono jovial de su amiga.

“En tu trabajo hay un montón de solteros, y no te faltan pretendientes. Elige a uno y deja de estar sola,” sugirió Elia, dando otro sorbo a su jugo.

“No soy de las que eligen al azar, el amor también tiene que tener su calidad. Prefiero estar c que realmente me guste, de lo contrario, mejor sigo soltera,” afirmó Jimena.

“¿Todavía no has olvidado a Orson?” preguntó Elia. Después de tantos años de conocer a Jime nunca la había visto tan interesada en alguien como lo estaba por Orson, y parecía que aún no sacárselo de la cabeza.

“No hablemos de él, estoy intentando olvidarlo,” dijo Jimena, agitando la mano, bajando la mirada y dando un gran trago a su bebida.

El fuerte sabor del alcohol la hizo hacer una mueca.

Jimena dejó la copa sobre la mesa, con la mirada ligeramente embriagada, le preguntó a Elia: “Y tú, ¿por qué estás triste? Cuéntame, a ver si te puedo consolat.”

Elia le contó lo que le había pasado con Marina ese día.

Jimena bajó la mirada y suspiró: “Marina también es una persona con un corazón apasionado; nadie esperaba que Sergio llegara a este punto. No deberia culparte, tú tampoco querías que esto sucediera. Tú más que nadie deseabas que Sergio tuviera una vida feliz y próspera. No tienes por qué sentirte culpable.”

“Pero cada vez que pienso en Sergio, siento un dolor profundo en mi corazón. Si no me hubiera conocido, podría haberse casado con alguien más compatible, haber tenido hijos y vivido felizmente,” expresó Elia, exhalando un suspiro de tristeza.

“En este mundo no existen los ‘si hubiera’, cada quien es responsable de sus propias decisiones. Sergio

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Capitulo 1133

eligió su camino y él debe asumir esa responsabilidad, no tiene nada que ver contigo. Lo que importa es seguir adelante pase lo que pase. Solo tenemos una vida y no hay vuelta atrás,” le recordó Jimena, dándole una palmada en el hombro para consolarla.

Elia entendía su punto, pero el recuerdo de Sergio sequía pesándole en el alma.

“¿Puedo ocupar este lugar vacio, hermosas damas?” interrumpió un hombre con voz juguetona en medio del silencio.

Elia y Jimena se voltearon al unisono para encontrarse con un rostro atractivo y seductor. El hombre sostenía una copa y observaba a Jimena, con una mirada coqueta y llena de intención.

“¡Caray, cómo es que te encuentro en todos lados!” exclamó Jimena, sorprendida por un momento, antes de cambiar rápidamente el tono a uno más animado,

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