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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1131

Capítulo 1131

“Si no fuera por ti, jél no habría muerto!” dijo Marina con rabia, apretando los dientes y tensando su cuerpo para contener el odio que sentía hacia Elia, evitando así lanzarse a una pelea en ese mismo

momento.

Elia estaba envuelta en una tristeza amarga, su respiración temblorosa estaba cargada de pesar: “Antes estaba contigo, ¿por qué después no hubo nada más?” Dijo ella.

Le había dicho a Sergio muchas veces que empezara una nueva vida, que se enamorara de otra mujer, que se casara y tuviera hijos…

Que dejara de soñar con la posibilidad de estar juntos

Cuando vio a Sergio comiendo con Marina, Elia deseo desde el fondo de su corazón que él fuera feliz.

“¿No te das cuenta de que solo me estaba usando para ver tu reacción?” La mano de Marina sobre la silla se convirtió en un puño tembloroso, apretado por el dolor, la asfixia y la ira contenida.

Cada vez que pensaba en Sergio, su corazón se llenaba de un dolor punzante.

Sergio había comido con ella, cuidándola con una dulzura aparente, todo porque Elia estaba también en el restaurante. Él la había usado intencionadamente, mostrándole afecto para que Elia se pusiera celosa.

Después de acompañarla a casa ese día, él le dejó las cosas claras: entre ellos no había futuro y ella debía buscar a otra persona.g2

El corazón de Marina dolia como si estuviera siendo atravesado por agujas, habia estado enamorada de Sergio desde la universidad, por siete años, cada paso que daba con amor, nunca fue correspondido, pero nunca se canso.

Aunque fue usada, la cercanía con él la llenaba de alegría como a una adolescente enamorada.

Pero Sergio había elegido la muerte por un amor no correspondido.

¡Preferia morir antes que estar con ella!

Marina sentía dolor, rabia, tristeza, odio…

Todo era culpa de Elia.

Sabia que

Elia vivia en Villa Serenidad, por eso tomaba el autobús desde allí hasta Grupo Fuentes todas las mañanas para trabajar, solo para esperar que Elia apareciera y poder ajustar cuentas con ella.

“Ya estás con Asier, tienen cuatro hijos, ¿por qué seguías aferrada a Sergio? ¡Por tu indecisión, Sergio tomó ese camino sin retorno!” Marina habló con una voz cargada de resentimiento.

Las palabras de Marina eran como un mar que inundaba a Elia, ahogándola hasta dejarla sin aliento.

Siempre culpó a Asier por la muerte de Sergio, pero ¿acaso no era Elia también una de las asesinas?

Fue por ella que Sergio y Asier se enfrentaron, llevando a una enemistad entre tio y sobrino.

Elia se consumía por el remordimiento y por la culpa, pero ¿qué podia hacer? ¿Debía morir para expiar su culpa por Sergio?

La muerte no era lo que temia; tenía cuatro hijos que necesitaban a su madre, y una madre que necesitaba proteger…

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Capitulo 113)

Sus responsabilidades no le permitían hacer una locura.

Elia respiraba con dolor, tratando de consolar a Marina y dijo: “Déjalo ir, hay mucha gente que te necesita.”

A lo largo del tiempo, Elia había sido testigo de la persistencia de Marina por Sergio, de su amor inalterable.

Al final, ella también era alguien digno de lástima, el hombre que amaba nunca la había tenido en su corazón.

Solo dejándolo ir encontraria redención.

“Eres cruel, ¡realmente no merecias a Sergio! Puedes decir que lo dejes ir, pero yo no puedo hacerlo. ¡Elia, algún día pagarás por esto!” Dijo Marina. Ella no entendía la bondad de Elia, la sombra de su sombrero se proyectaba sobre sus ojos, pero no podía ocultar el rencor profundo que sentía hacia ella.

El corazón de Elia se oprimía y su respiración se hacía aún más difícil.

Cuando Sergio murió, ella deseaba no seguir viviendo, Un mes después, ese dolor apenas había comenzado a aliviarse, y en ese momento, ese mismo dolor había vuelto a resurgir.

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