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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1128

Capítulo 1128

Asier se volvió serio por un momento, una ligera tensión pasó por sus profundos ojos. Enderezó su cuerpo y ayudó a Elia a levantarse, indicándole que tomara asiento también.

“¿Te sientes mal del estómago?” le preguntó Asier.

La última vez no sabia que ella estaba embarazada y casi provoca que perdiera al bebé. No podia permitirse cometer el mismo error.

A Elia le sorprendió ver a Asier nervioso. ¡Ella estaba recibiendo el trato cuidadoso que merece una mujer embarazada en su presencia, era algo inusual!

“No, estoy bien,” respondió Elia, volviendo en si.

“Tienes hambre, ¿verdad? ¿Qué te gustaría comer?” La voz grave de Asier aún no había vuelto a la normalidad.

“Lo que sea, algo ligero estará bien.” Elia no se hizo la difícil. Desde que salió del trabajo hasta ahora, no había cenado y, claramente, tenía hambre.

Las cosas habían cambiado, ya no podía simplemente pasar hambre. Además, no era solo ella, tenía un pequeño ser creciendo dentro de ella.

“Mmm,” murmuró Asier con su voz magnética y sacó su teléfono para llamar a su mayordomo Fabio “Prepara la cena, que sea algo ligero. “g2

Tras dar la orden, colgó el teléfono.

Elia lo miró sorprendida, sintiéndose mimada por primera vez. Lo que ella quería comer, él lo ordenabal preparar la cocina. Antes, Asier le parecía desagradable porque pensaba que había algo entre él y Liuva.

en

Sin embargo en el momento que él había aclarado que no había nada con Liuva, ella se sentía mucho más aliviada y hasta empezó a verle con otros ojos,

Pero si no había nada entre ellos, ¿por qué dejó que Liuva dijera todas esas cosas él sin apenas

reaccionar?

Eso era algo que Elia no podía comprender.

Mientras observaba a Asier, de repente él volteó su penetrante mirada hacia ella, encontrándose con

sus ojos.

La intensidad de esa mirada le hizo palpitar el corazón y rápidamente desvió la vista, sentándose derecha y fingiendo que no lo había estado mirando.

“¿Hay algo que quieras preguntar?” indagó Asier con su voz baja y resonante.

Elia se sintió nerviosa internamente, preguntándose si el había notado algo. Pero ya que él mismo lo mencionaba, si no hablaba, no solo se sentiría incómoda, sino que él podria empezar a especular.

Con una mirada fugaz hacia él y con cierta hesitación, preguntó: “¿Por qué no te molestó cuando Liuva dijo que mi maestro era de lo peor? Claramente estaba insultándote.”

“¿Querías que le pasara lo mismo que a Adela, que terminó abofeteada?” replicó Asier.

Elia se quedó boquiabierta y negó con la cabeza.

“¿Te hubiera dolido si ella hubiera terminado abofeteada?” continuó Asier.

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Capitulo 1128

Ella prefería sufrir antes que entregar a Gabriel, el hombre que la había secuestrado, ¿no era eso acaso por el cariño de una relación padre-hija?

Él había hecho lo que ella quería: no tocó a Gabriel y tampoco a su querida “hermana” Liuva.

Elia quedó impactada por su pregunta, era algo inimaginable. “¿Por qué me dolería?”

Debía estar bromeando. ¿Sentir pena por Liuva? Elia deseaba ver a Liuva abofeteada, cuanto más brutal, mejor.

El día anterior, ella misma le había dado una bofetada a Liuva. La marca había sido cubierta con una gruesa capa de maquillaje; de lo contrario, Asier habría sabido cuánto “le dolia” su querida “hermana”.

La mirada oscura de Asier se deslizó por su rostro y luego guardó silencio.

El Rolls-Royce negro se desplazaba por el asfalto de la carretera.

Mientras tanto, un Mercedes plateado estaba estacionado en el campo de golf. Liuva observaba todo desde adentro, con una mirada venenosa y furiosa, llena de resentimiento y enojo.

Había visto a Elia en la entrada discutiendo con Ramiro. Asier se acercó y se llevó a Ella, poniéndola en el auto, donde se enredaron en un abrazo apasionado

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