Capítulo 1118
Elia se encontraba en una situación incómoda, habia buscado el consejo de Vicente sin pedir la opinión de Asier, y eso había dejado a Vicente entre la espada y la pared.
Frente a Asier, Vicente siempre tenía que medir sus palabras, y en ese momento Elia lo había puesto en un aprieto al preguntarle directamente si podía marcharse, sin considerar a Asier.
Vicente se sintió desconcertado por un momento, echó un vistazo a Elia y luego, con una sonrisa incómoda, miró hacia Asier y dijo: “¿Asier cree que Elia ha terminado ya su labor?”
Vicente trasladó la pregunta a Asier con astucia.
Si Asier decía que Elia había terminado su trabajo, significaría que estaba de acuerdo en que ella se fuera; pero si decía lo contrario, Elia tendría que quedarse.
Elia conocía bien las mañas de Vicente, y no se sorprendió al escucharlo. Su mirada se dirigió hacia Asier.
Él tenía un semblante serio, sus manos sobre la mesa, los dedos largos tamborileando ligeramente sobre la madera, sus ojos profundos e indescifrables ocultaban lo que realmente pensaba.
Antes de que Asier pudiera responder, Liuva hojeó rápidamente unos documentos y dijo: “Elia, aqui tengo las fotos de la publicidad que tomamos ayer. Ayer fue genial tener tu dirección en la sesión, mostraste las caracteristicas del teléfono de una forma única. Si llego a ser famosa, serás la primera a quien agradezca, querida hermanita.”
Parecía que Liuva estaba agradeciendo a Elia, pero en realidad estaba elevando su propio perfil a costa de rebajar a Elia.g2
Si Liuva se hacía famosa, seria una gran estrella, mientras que Elia seguiría siendo una desconocida. ¿Cómo podrían compararse?
Tras el revés con Asier, Liuva buscaba recuperar terreno a expensas de Elia.
Lo
que menos le gustaba a Elia era que la familia de Gabriel intentara relacionarse con ella. Podía pasar por alto lo primero, pero cuando Liuva dijo “querida hermanita”, tocó un punto sensible en Elia.
“Deberías estar realmente agradecida, si no fuera por mi, no habrías disfrutado de esos bofetones tan sabrosos, son una delicia que quien prueba, jamás olvida, ¿no es así, Adela?”
Elia habló con una sonrisa en sus labios, pero con una frialdad palpable en sus ojos.
Adela sintió un ardor repentino en su rostro al oir estas palabras. Tocó su mejilla y sintió un dolor agudo, después miró a Liuva con una mezcla de preocupación y sorpresa.
¿Qué quería decir Elia? ¿Acaso Liuva también había recibido una bofetada? Anoche Liuva había dicho que se quedaría trabajando hasta tarde y no volvería a casa, así que Adela no tenía idea de lo que habia sucedido..
Gabriel miró a Liuva con una mezcla de ternura y confusión.
Liuva se sintió abrumada y avergonzada bajo la intensa mirada de sus padres. La razón por la que no había vuelto a casa la noche anterior era para evitar que sus padres supieran que Elia la había golpeado; era demasiado vergonzoso para ella dejar que supieran eso.
Habia alegado que tenía que quedarse trabajando tarde y se había alojado en un hotel. Nunca imaginó que Elia expondría la situación:
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Su rostro se sonrojó, sintiéndose incómoda como si estuviera ardiendo por dentro. Cerró apresuradamente los documentos, desvió el tema y preguntó: “Papá, mamá, ¿vale la pena comprar acciones de Grupo Fuentes? Con la publicidad que estoy filmando, este nuevo teléfono seguramente será un éxito. Y cuando eso suceda, las acciones de Grupo Fuentes también subirán…
“Tu madre piensa igual, asi que hemos invertido dos millones en acciones de Grupo Fuentes”, dijo. Gabriel.
“Bueno, eso es genial. Tengo la habilidad de ganar dos millones en poco tiempo, el dinero no es problema”, dijo Liuva con una risa satisfecha, lanzando una mirada desafiante a Elia.
Esa mirada era como una aguja afilada, clavándose directamente en el corazón de Elia.
Liuva claramente había enfatizado la cantidad de dos millones para presumir frente a Elia, insinuando que había dormido con Asier
a cambio de esa suma de diner
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