Capítulo 1107
Elia se sorprendió por un momento, pero luego una sonrisa amarga asomó a sus labios y dijo: “¿De qué sirve una explicación tardía…?”
El daño psicológico que él le habia causado era algo que jamás podría sanar.
Jamás olvidaria la mirada fría y filosa que él le lanzó al enterarse por Natalia que habia encontrado una caja de pastillas anticonceptivas a medio consumir en la villa, y cómo, en un acceso de ira, le apretó la mandíbula sin importarle que llevaba a su hijo en el vientre, casi a punto de rompersela
Era cierto que aquella vez que fue a ver a Ramiro, ella le había ocultado la verdad, y también mintió acerca de las pastillas anticonceptivas, pero tenía sus razones para hacerlo.
Y él, sin investigar a fondo, ya habia decidido que el hijo que ella esperaba no era suyo, lo que realmente le rompió el corazón y la dejó desilusionada.
Asier, con sus profundos ojos oscuros, vio la indiferencia en los de ella y sintió como si algo le estrujara el corazón.
Tragó saliva y con una voz baja y grave le dijo: “Hoy trabajaste todo el día, ¿te sientes bien?”
Elia desvió la mirada y respondió con indiferencia: “Estoy perfectamente, no te preocupes. Ya he tenido un hijo, sé cómo cuidar de mi salud y también como proteger a mi bebé.”
Ese día no solo había trabajado todo el día, sino que también había tenido una pelea con Liuva, y hasta la había ganado. Durante la pelea, habia protegido su vientre, asi que estaba segura de que no habría problemas.g2
Al oir las palabras distantes de Elia, como si no tuvieran nada que ver con él, Asier sombreó aún más su mirada y dijo: “¿No vas a preguntar cómo descubri la verdad?”
Ella estaba bien, y eso era suficiente para él, de modo que cambió el tema.
Elia volvió en sí, lo miró y respondió a su pregunta: “Con todos los expertos que tienes a tu alrededor, ¿no habría sido fácil investigar mi encuentro con Ramiro esa noche?”
Por eso, ella nunca dudó de que él investigaria la verdad, por lo que apenas se inmutó. En ese asunto, no tenía nada de qué avergonzarse.
“Por más expertos que tenga a mi lado, ninguno puede superar a nuestro hijo de cuatro años”, dijo Asier. “¿Qué?” Elia se sorprendió y lo miró, empezó a parpadear de forma desconcertada y dijo: “¿Hiciste que Abel te ayudara a investigar?”
“Cuando te llevaste a los niños y te fugaste, también fue él quien borró las grabaciones de vigilancia de su huida”, le recordó Asier con una mirada intensa.
Elia se quedó sin palabras y bajó la mirada, diciendo avergonzada: “No somos como tú, que tienes a tantos a tus órdenes. Nosotros solo podemos contar con los nuestros.”
Abel había sido parte de su huida, por supuesto que era de los suyos.
“Así que.
¿nunca me consideraron como uno de ustedes?” Asier la miró intensamente al preguntar.
Elia se quedó pensativa y al encontrarse con la mirada de Asier, pudo ver la seriedad en sus ojos. Sonrió
y dijo: “¿No has tenido tú siempre el control?”
Esas palabras tenían un significado profundo.
Si se convertían en una familia, ella seria de los suyos, pero él nunca la haria parte de su familia.
Asier, que era bastante inteligente, comprendió lo que Elia quería decir, y la conversación volvió al tema de si él se casaría con ella o no.
Sus ojos se entrecerraron ligeramente y dijo: “Esta noche, regresamos a Villa Serenidad.”
Elia sintió una resistencia interna y dijo: “No voy a volver, quiero pasar la noche con mi madre”
La mirada gélida de Asier la atravesó, con esa presión y filo en su mirada que hizo que el corazón de Elia se detuviera por un momento, por lo que retrocedió un paso involuntariamente.
El ambiente se tensó, el frío se instaló, y justo cuando Elia sintió que no podia soportarlo más, el timbre de un teléfono sonó. Era el de Asier.
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