Capítulo 1084
Liuva había estado fuera por un dia y una noche, y cuando regresó a casa a las nueve de la noche, estaba visiblemente abatida y tambaleante por la borrachera que llevaba.
Se apoyo en el marco de la puerta y, en la entrada, cambió sus zapatos.
Al voltear, Adela, quien estaba sentada en el sofá secándose las lágrimas, vio que Liuva había vuelto. Se levantó rápidamente, como si hubiese encontrado a su salvadora, dispuesta a contarle lo que había sucedido en casa.
Pero notó que las mejillas de Liuva estaban enrojecidas, con la mirada triste y la frente fruncida, mostrando un semblante de preocupación, y además, desprendía un fuerte olor a alcohol.
Antes de que Adela pudiera hablar de los problemas de la casa, preguntó con preocupación: “Liuva, ¿otra vez te fuiste a beber con tus amigas? Eres una adulta, deberías beber menos.”
Liuva, ya con los zapatos puestos, le lanzó una mirada borrosa a Adela, se rio con sarcasmo y dijo: “¿Ah si? ¿Acaso menosprecias a las mujeres? Yo si que aguanto la bebida.”
“No me refiero a eso, hija, es peligroso para una chica emborracharse en la calle. Tú siempre has querido ser la mujer de Asier, ¿no? Si pierdes tu virginidad con cualquiera, Asier te despreciará.” Aunque Adela era brusca y dominante, hasta se podría decir que era bastante cruel. Sin embargo en lo que respectaba a enseñarle a su hija a protegerse, era bastante conservadora
Desde pequeña, Adela le había enseñado a Liuva que debía cuidarse y no entregarse tan fácilmente, sobre todo a aquellos muchachos vagabundos y pobres, para no perder la oportunidad de acceder a un futuro con hombres de alta sociedad.
Ningún hombre ignoraba la primera vez de una mujer. Esa era la visión del amor de Adela y lo que siempre intentaba inculcarle a Liuva.g2
Le decía a Liuva que debía mantenerse pura, a menos que encontrara a un hombre como Asier, con quien valdría la pena arriesgarse.
Porque solo si un hombre adinerado la tocaba, podría nacer en él un sentimiento de piedad y responsabilidad hacia ella.
Al oir eso, Liuva se alteró, miró a Adela con furia y con la respiración entrecortada le espeto: “¡Me has dicho lo mismo durante veinte años, a ti no te cansa pero a mi si! ¿Quién dice que Asier me despreciarà si no soy virgen? ¡Elia también tuvo a otro antes, estuvo con Sergio durante dos años antes de conocer a Asier!”
“A pesar de que Elia estuvo con otro hombre por dos años, Asier no la despreció. ¿Por qué me despreciaria a mi entonces? ¡Mientras sea suficientemente hermosa y le guste a Asier, no importa si soy virgen o no, , no me despreciará, me querra! ¡Deja de reprimirme con tus anticuadas ideas!”
Los romances universitarios de Elia y Sergio habían sido bien conocidos en la Universidad de la Capital, y la relación de dos años entre ellos no era ningún secreto. Si alguien no lo sabía, con solo preguntar un poco se enteraría.
Liuva, ansiosa por conquistar a Asier, había investigado el pasado de Elia. Conocer al enemigo era esencial para salir victoriosa.
Cuando supo que Elia había estado con otro hombre por dos años y que Asier no la había despreciado, Liuva se llenó de ira y envidia.
Copitulo 1084
¿Por qué Elia, que había sido “usada” por dos años, seguía siendo tan preciada para Asier?
Mientras que ella, que había seguido los consejos de su madre y no se había entregado fácilmente, esperando por un hombre de alta sociedad, habia sido rechazada por Asier en dos ocasiones.
¿En qué era inferior a Elia?
Liuva estaba frustrada, envidiosa, dolida y hasta consideraba darse por vencida.
Las palabras de Liuva sonaban fuertes y agudas, dejando a Adela atónita. Adela ya estaba de mal humor y habia querido desahogarse con su hija, pero ni siquiera su propia hija la comprendia.
El semblante de Adela se estremeció y, en un instante comenzó a llorar a gritos: “¡Ay, qué karma es este! Mi esposo quiere divorciarse de mi, y mi hija no me comprende. He trabajado tan duro por esta familia y no recibo comprensión. ¡Qué vida tan triste llevo!”
