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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1065

Capítulo 1065

Al escuchar los reproches de Natalia, su corazón también se apretó.

La muerte de Sergio aún era un dolor que no podía dejar atrás.

Ella le había fallado a Sergio, y tendría que vivir con la culpa hacia él por el resto de su

“Cuida bien de la casa que Sergio dejo,” dijo Asier, hablandole a Natalia con su pres

voz grave.

Era una forma de consuelo inusual.

Que Asier le devolviera las cosas que Sergio había dejado también era un acto de bondad.

Natalia no dijo más, saliendo de la habitación entre sollozos, limpiándose las lágrimas. Habia llegado corriendo llena de esperanza, y ahora, con la esperanza desvanecida, solo quedaba decepción y dolor…

El médico que revisaba las habitaciones pasó al lado de Natalia. Al llegar al lado de la cama de Elia, asintió y saludó con cortesia a Asier, antes de preguntarle a Elia: “¿Cómo va el

?¿Ya comiste algo de almuerzo?”

“Estoy bien de apetito, ya comí,” respondió Elia.g2

“Me alegro, las embarazadas deben comer bien para mantenerse nutridas. Ahora que tu embarazo es delicado, es aún más importante que cuides tu alimentación, aconsejó el médico.

Natalia, que apenas habia salido, se detuvo en seco al escuchar al médico. Su expresión de llanto se tornó en shock y su corazón comenzó à temblar.

¿Qué? ¿Elia estaba embarazada?

¿De cuántos meses?

¿De quién era el niño que llevaba Elia en su vientre?

Natalia, agitada y ansiosa, no pudo esperar y giró sobre sus pasos, entrando de nuevo a la habitación, avanzando rápidamente hacia la cama de Elia.

El médico se sobresaltó con su impetu.

Asier, rápido de reflejos, se interpuso entre Natalia y Elia para evitar que la lastimara.

“Asier, déjame pasar, tengo que preguntarle algo,” insistió Natalia tratando de pasar hacia la cama.

Asier levantó la mano, bloqueándola, “¿Qué es lo que pretendes hacer?”

Elia, al ver a Natalia tan agitada, también se asustó y se sentó en la cama, mirándola con precaución. Natalia se desmoronó, resistiéndose a Asier y entre lágrimas miró a Elia diciendo: “Elia, dime la verdad, ¿de quién es el niño que llevas dentro? ¡Dime si es de Sergio!”

Al escuchar la pregunta de Natalia, Elia se quedó petrificada, con los ojos muy abiertos, sin entender por qué hacia tal pregunta.

El rostro de Asier se tensó, sus ojos se volvieron oscuros como la noche.

Tanto Elia como Asier permanecieron en silencio, mientras Natalia, desesperada y llorando, gritó: “¡Elia, habla, dime! Cuando Sergio fue a tu casa en el campo, cuando estuvieron juntos, ¿fue en ese momento, en ese momento que quedaste embarazada de él?”

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Capitulo 1065

Natalia anhelaba que en este mundo hubiera un descendiente de Sergio.

Sergio ya no estaba, y en este mundo ya no había más de él, pero si había dejado un descendiente, seria el consuelo para ella, su madre, su último deseo.

Asier se tenso, su presencia fria y afilada, miraba a Elia con ojos helados como el acero.

Elia se estremeció bajo su mirada, su cuerpo se tenso y su respiración se aceleró.

Sin obtener respuesta, Natalia, inundada en lágrimas, intentaba con todas sus fuerzas llegar al lado de

la cama de Elia, queriendo agarrar sus hombros y sacudirla para preguntarle la verdad.

Pero Asier no la dejaba pasar.

Natalia, con el corazón acelerado y en un grito desesperado, exclamó: “Elia, habla, dime! El niño que llevas, ¿es o no es de Sergio?”

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