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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1060

Capítulo 1060

Los ojos profundos de Asier, de repente se tornaron frios, mirando a Elia: “Entonces, ¿sabías que estabas embarazada y aun así decidiste seguir a Ramiro sin mirar atrás?”

Su aura gélida se esparcia por la habitación del hospital, haciendo que el aire se volviera denso, dificultando la respiración.

Elia sintió el cambio helado en la atmósfera que lo rodeaba, sus respuestas que no venian al caso, y esa mirada aguda como la de un águila, todo emanaba peligro.

Era Elia quien habia estado acusando a Asier de sus malas acciones, pero con un giro en su discurso, todas las acusaciones apuntaban hacia ella.

De repente, se convirtió en la persona imperdonable.

Al encontrarse con esa mirada indescifrable, las pupilas de Elia se contrajeron, sus pestañas temblaron, frunció el ceño, conteniendo el dolor y las dificultades que yacian en el fondo de su corazón, dijo: “Yo también acabo de enterarme de mi embarazo.”

Los ojos de Asier se agitaron, un brillo húmedo apareció: “Si supieras que estás embarazada, ¿te habrías ido con Ramiro?”

Siguió sin poder evitar el tema.

Elia lo miró, sintiendo cómo apretaba su mano con fuerza, uniéndole los dedos hasta que el dorso se arqueó. Sentía pánico en su interior, preocupada de que la aguja en su mano pudiera perforar una vena y el medicamento se infiltrara en su came, causando hinchazón.g2

“Asier, me estás lastimando, dijo Elia con la respiración entrecortada y una expresión de dolor.

Asier volvió en sí, dándose cuenta de que había apretado su mano, y además, era la mano con el suero, rápidamente la soltó.

Desvió la mirada, como si le resultara incómodo mirarla a los ojos: “Fue sin querer, no controlé mi fuerza.”

Elia se sorprendió, ¿él estaba explicándose?

Asier siempre había sido dominante y arrogante, nunca se rebajaba a dar explicaciones.

Que Asier de repente se disculpara, dejó a Elia desconcertada y sin saber cómo reaccionar.

“No pasa nada, el suero no se derramo,” dijo Elia, desviando también la mirada, evitando encontrarse con la de Asier.

Por un momento, un denso silencio se instaló entre ellos.

Con Asier presente, la tensión siempre era palpable, imposible de ignorar.

Después de unos segundos incómodos, Elia sintió que la atmósfera era demasiado opresiva y tomó la iniciativa de romper el silencio.

“Yo…”

“Tú…”

Justo en ese momento, Asier también habló.

Ambos empezaron a hablar al mismo tiempo, Elia se detuvo rápidamente, con cautela dijo: “Habla tú

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primero.”

Asier no se cortó: “Todavía no has respondido a mi pregunta anterior.”

Elia lo miró con sus ojos claros y limpios, parpadeando confundida, tardando un momento en recordar de qué pregunta hablaba.

Girando sus ojos, de repente recordó que antes de que ella expresara dolor, Asier le habla preguntado con un tono bajo y amenazante, si sabiendo de su embarazo, ¿habria elegido no irse con Pamiro?

Era una pregunta que ella misma no habia considerado.

Ahora que Asier la planteaba, no tenia más remedio que pensar cómo responder sin enfurecerlo.

Si hubiera sabido de su embarazo con anticipación, probablemente habria optado por irse con Ramiro de todas formas.

Ella ya sabia que quedarse al lado de Asier no tenía futuro ni resultado. Además, no podía soportar su crueldad y despiadada indiferencia.

Permanecer a su lado solo significaria un sinfin de tormento y dolor.

Si hubiera sabido de su embarazo antes, habria buscado con más determinación una forma de irse, un forma en la que Asier no pudiera seguirla, para alejarse por completo.

Buscaria un lugar donde nadie la conocía, tendría a su hijo, lo criaria y viviria con sus cuatro p tesoros que ya tenia.

Incluso sin amor, sabia que podria ser feliz.

pequeños

No como ahora, sin ningún estatus, ni tampoco amor. Quedarse al lado de Asier era sufrir humillaciones sin poder expresar su dolor.

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