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¡Domesticame! Mi pequeña y gran Elia 1047

Capítulo 1047

Elia lo vio y su cuerpo, antes rígido, comenzó a temblar, su corazón latía a un ritmo desenfrenado y su respiración se volvió tan pesada que casi se asfixiaba

El terror y el miedo la envolvian por completo.

Asier entró al salón y el aire se agitó como si hubiera sido invadido; la presión atmosférica cayó en picado y el aire se espeso, dificultando la respiración.

Elia observó a Asier acercarse como si fuera el mismisimo diablo, y al encontrarse con sus ojos negros y fríos, sintió como si esos pozos oscuros quisieran devorar su alma por completo.

El pánico de Elia penetraba hasta la médula, su corazón golpeaba como el granizo en primavera: un momento cálido y calmo, y al siguiente, un frio quebrantador golpeaba sin aviso.

Al ver que Asier se acercaba, Elia se paralizó, sus extremidades olvidaron como moverse y su angustia crecia por dentro.

De repente, una sombra oscura se interpuso frente a ella, cortando la linea de visión con Asier.

Ramiro se puso delante de Elia, su rostro serio y decidido confrontó a Asier: “¿A qué debemos el honor de su visita tan temprano, señor Griera?”

La mirada afilada y helada de Asier se fijó en Ramiro, rodeada de ira.g2

“El Sr. Ramiro no parece tener ningún remordimiento por llevarse a mi mujer y a mis hijos”, la voz de Asier era fría como el hielo.

Ramiro, conteniendo el temor que surgia desde lo más profundo de su ser, mantuvo la compostura y esbozó una sonrisa: “Elia queria viajar, solo la acompañé. ¿Dónde está el problema?”

Habia subestimado a Asier, creyendo que su poder se limitaba a su país, pero al parecer, su alcance también era formidable en el extranjero.

Pensaba que su plan de fuga con Elia era perfecto y que Asier jamás encontraría su rastro.

Sin embargo, en apenas unas horas, Asier habia dado con ellos, sin dejarles siquiera la oportunidad de cambiar de escondite.

“¿De veras? ¿Ella se fue contigo voluntariamente y arrastró a toda la familia en su aventura?”, Asier alzó una ceja, su mirada feroz y cortante se desvió hacia Elia.

Al cruzar la mirada con esos ojos negros y gélidos, el corazón de Elia se estremeció y sus manos, colgando a los lados, se apretaron, reflejando la tensión interna.

Mientras Iria, absorta en su helado de vainilla, escuchó la voz de Asier y alzó la mirada hacia la fuente del sonido, reconociendo al instante a su apuesto y elegante padre.

Sus ojos se iluminaron y, dejando caer su helado, corrió hacia Asier con sus pequeñas piernas: “¡Papȧ!”

Al llegar a su lado, abrazó las piernas de Asier, frotando su carita contra él, dejando restos de crema y mocos en los finos pantalones negros de Asier.

Elia, al ver esto, sintió su corazón encogerse, temiendo la reacción de Asier, quien siempre habia sido meticuloso con su apariencia, irritándose ante la minima mancha y cambiándose de ropa al instante.

Pero en vez de enojarse, Asier acarició suavemente la espalda de Iria, su voz fria y distante se suaviző: “¿Querías que viniera?”

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Capitulo 1047

Iria asintió efusivamente “Si te extrañé mucho, papá Estoy tan feliz de que estés aquí¿Vendrás.com nosotros de paseo?

Elia quedó sin palabras.

Pese a la confusión de Ina, crevendo que estaban allí solo por un viaje su anhelo por su padre era genuino

Con solo unas horas lejos de Asier Ira ya lo extrañaba profundamente Dicen que las hijas son apegadas a sus padres e Ina, la pequeña despistada levaba ese dicho al extremo

Capitulo 1047

Iria asintió efusivamente: “Si, te extrañé mucho, papa. Estoy tan feliz de que estés aquí. ¿Vendrás con nosotros de paseo?”

Elia quedó sin palabras…

Pese a la confusión de Iria, creyendo que estaban allí solo por un viaje, su anhelo por su padre era genuino.

Con solo unas horas lejos de Asier, Iria ya lo extrañaba profundamente. Dicen que las hijas son apegadas a sus padres, e Iria, la pequeña despistada, llevaba ese dicho al extremo.

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