Capítulo 1044
“¡Mamá, yo quiero uno de chocolate con crema!” exclamó Iria, impaciente y con las mejillas sonrosadas. “¡Yo quiero un cono!” Inés levantó la mano, ansiosa por hacer saber su elección.
“Yo quiero de sabor frutal, dijo Joel, lamiéndose los labios en anticipación al delicioso sabor del helado que aún no habia probado.
“Yo quiero una paleta,” agregó Abel, con su carita adorable
Elia tomó nota de todo, sacó de la nevera los sabores favoritos de cada uno, repartiéndolos individualmente, y luego tomó varios helados más de la nevera, junto con algunas botellas de agua helada, y se dirigio a la caja para pagar.
Ramiro estaba alli, firme: “Déjalo aqui, yo pagaré.
Hizo un gesto a Elia para que colocara las cosas en el mostrador de la caja.
Con cortesia, Elia respondió: “Mejor déjame pagar a mi, ya te estoy muy agradecida. No queria sentir que le debía aún más a Ramiro.
“Tu tarjeta es de uso nacional, si la usas aqui, dejará un registro de la transacción y Asier sabrá inmediatamente donde y cuándo hiciste la compra. Además, estamos en el pais W, la moneda de tu pais no tiene validez aqui, explicó Ramiro a Elia.g2
Sorprendida de casi cometer error, Elia se apresuró a decir: “Entonces, te agradezco mucho, Sr. Ramiro. Cuando me estabilice, cambiaré algo de dinero local.
Ramiro sonrió tranquilizadoramente y pidió a la cajera que procediera con el cobro
Una vez pagado, los niños disfrutaron de sus helados con gran satisfacción, manchandose las caritas con crema y jarabe en poco tiempo, pareciendo pequeños gatitos pintados.
Elia los observaba con una sensación de calidez en su corazón.
Ya en el auto, ella sacó los helados restantes y los ofreció al conductor y a Ramiro, diciendo: “Tomen, para refrescarse un poco.”
Sin hacerse de rogar, Ramiro aceptó dos paletas: “De acuerdo, ustedes también coman una, para aliviar el calor.”
Abrió una y se la pasó al conductor, quedándose con la otra para él.
“Claro,” respondió Elia, y le pasó otra a Rosalinda.
“Yo estaré bien con agua helada. Qué curioso, ¿por qué hace tanto calor en el pais W?” se preguntó Rosalinda en voz alta, tomando una botella de agua fria de la bolsa y abriendola antes de tomar un sorbo:
“El pais Westá en zona tropical, por eso es más cálido que otros lugares, aunque no siempre es asi, el periodo más caliente del año dura solo tres meses,” explicó Ramiro.
“Tres meses! Dios mio, en ese tiempo uno podria cocinarse, exclamó Rosalinda sorprendida, quejándose casi sin pensar.
Cuando Elia y Rosalinda vivian con los niños, Rosalinda se quejaba todo el tiempo. Quejarse se habia convertido en su costumbre, le salia espontáneo
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Ramiro les echó un vistazo por el retrovisor y dijo: “Lo siento, todo fue muy apresurado. Este lugar es apartado y Asier no lo consideraria, así que fue nuestra primera opción. Cuando sea el momento adecuado, podríamos mudarnos a otro pais.”
Elia, viendo que Ramiro había tomado en cuenta la queja de Rosalinda, se apresuró a explicar disculpándose: “Sr. Ramiro, mi madre solo se estaba quejando del clima local, no es nada personal Nos acostumbraremos, vivir en cualquier lugar requiere adaptación.”
“Si, si, solo estaba comentando sobre el clima, no quise decir que vivir aquí sea malo,” añadió Rosalinda, dándose cuenta de su descuido.
En el exterior, no podian ser tan directos y sinceros como en casa, donde la familia toleraba tus defectos sin tomarlos a mal.
Con los demás, por muy buena que sea la relación, siempre habia que mantener las formas.
“No se preocupen, no me he molestado. Solo les estaba explicando los planes a futuro. Si realmente no les gusta el ambiente aqui, siempre podemos cambiar de lugar, dijo Ramiro con una sonrisa, tratando de aliviar la tensión.
“Oh, está bien, mientras no te moleste, todo está bien, dijo Rosalinda aliviada, temiendo haberle causado enfado a Ramiro.
Después de todo, estaban en un país extranjero, sin conocer a nadie, y Ramiro era su único apoyo.