Capítulo 1037
Iria miraba a Elia con ojos interrogantes, como si su alma estuviera buscando respuestas.
Elia, aturdida por las palabras de Iria, se cuestionaba si la falta de amor entre ella y Asier era culpa suya o de
él.
En el instante en que Iria le preguntó por qué no le gustaba Asier, la mente de Elia se nubló por completo.
¿Por qué no le gustaba Asier? ¿O acaso no tenia derecho a que le gustara?
¿Pero realmente le gustaba o no?
“Iria, por favor no hagas esto más difícil para mamá. Yo estoy dispuesto a irme con ella“, dijo Abel, que había estado parado al lado, interviniendo con seriedad.
A pesar de ser joven, Abel había notado la incomodidad y la tristeza en el rostro de su madre.
Definitivamente había una razón de peso por la que tenían que dejar a su padre. Si tenía que elegir entre su padre y su madre…
Abel no dudo ni un momento en elegir a su madre.g2
“Yo también iré con mama“, declaró Joel, levantando la mano y acercándose a Elia.
Iria e Inés intercambiaron miradas, en sus ojos se reflejaba una mezcla de confusión y ternura.
Después de ese breve contacto visual, Inés volvió en sí y le dijo a Elia: “Yo también voy con mamá”
“Si, si, vamos a subirnos al helicóptero! Me encanta volar“, exclamó Iria con entusiasmo, empezando a caminar hacia el helicóptero.
En solo un par de minutos, los niños habían tomado una decisión y Elia, con el corazón apretado y los ojos húmedos, se sentia afortunada de que sus hijos la eligieran sin vacilar.
De repente, Elia vio a iria luchando para subirse al helicóptero con sus manitas regordetas, sus piernitas eran demasiado cortas para alcanzar.
Esa imagen tan encantadora hizo que Elia sonriera sin poder evitarlo. Se apresuró a levantar a iria y subiria al helicóptero
Rosalinda también ayudó a los niños, y pronto todos estaban a bordo; luego, Elia ayudó a Rosalinda a subir
“Por fin podemos irnos, ha sido tan dificil“, suspiró Rosalinda, sentada en el helicóptero con una mezcla de alivio y tristeza
Dejando este lugar, al menos su hija Elia no tendria que sufrir más, y podrían estar con los niños todos los dias
No le sorprendió a Rosalinda la presencia del helicóptero esperándolos, para llevarios lejos de la Capital y volver a una vida como la que tenían antes
Cuando vivian con apuros y pobreza Rosalinda solia quejarse de que Elia no sabia ganar dinero, se lamentaba de su embarazo antes del matrimonio y de no tener un hombre en quien apoyarse
Hasta que el padre de los niños apare to y se los llevo ella y Elia quedaron solas y la vida tranquila y ruhinana que tenían se rompió completamente dejando solo soledad
Fue entonces cuando Rosalinda se dio cuenta de lo ingrata que había sido, antes no les faltaba ni coinsida ni ropa, los niños estaban siempre con ellas, cada dia era atareado pero feliz, sin preocupaciones
Ahora que los niños habian vuelto con su padre, un hombre inmensamente rico no tenia que cuartos a diario, pero la felicidad se le escapaba
No habia sabido apreciar la dicha de aquellos dias tranquilos hasta que los perdió
Elia miró a Rosalinda, pero no dijo nada.
Ramiro les recordó: “Abróchense los cinturones, vamos a despegar pronto“.
Elia, entendiendo el mensaje, se apresuró a asegurarse de que los cuatro niños estuvieran bien sujetos con sus cinturones de seguridad.
Lo que ella no sabia, en ese momento preciso, era que el auto de Asier se acercaba a gran velocidad hacia ellos.
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