Capítulo 1016
Asier no podia escuchar las súplicas silenciosas de su corazón
Llevo la copa a sus labios y bebió el líquido con un gesto sereno.
Elia observaba cómo la nuez del cuello de Asier se movía al tragar el vino, y su corazón ansioso se desplomaba en un abismo de desesperanza.
Se acabó, Asier habia bebido el vino!
Al igual que Maximiliano, Asier habia tomado casi toda la copa antes de dejarla sobre la mesa.
La mirada fria y penetrante de Asier se desvió hacia Liuva, y con una voz grave preguntó: “¿Ya terminaste tu actuación? Ahora dime, ¿cuál es tu propósito?”
Liuva, que estaba regodeándose por el hecho de que Asier había bebido, luchaba por contener su euforia interna. Pero al escuchar las palabras amenazantes de Asier, se quedó petrificada, un pánico repentino la invadió ¿Acaso Asier habia descubierto algo raro en el vino? Pensó.
Las personas culpables solían estar especialmente nerviosas, así que pronto se tranquilizó, convenciéndose de que Asier no habría notado nada sospechoso en la bebida; de lo contrario, no le estaría preguntando sus
intenciones
El vino había sido traido por Elia, y Asier confiaba en ella, así que no sospecharía de la bebida.g2
Simplemente estaba cuestionando las verdaderas intenciones de Liuva al entrar en el reservado.
La sonrisa en la cara de Liuva se congeló por un instante, pero la rigidez desapareció en un parpadeo.
Rápidamente recuperó su falsa cordialidad y dijo: “Señor Griera, antes Elia se quejaba conmigo constantemente, decia que no queria estar a su lado, que usted siempre la forzaba a hacer cosas que no queria, y que queria liberarse de usted y dejarme a mi. Y yo como una tonta, creí sus palabras y pensé en ayudarla a liberarse de su molestia, distrayendo su atención para que no estuviera tan enfocado en ella.”
“Despues reflexioné y me di cuenta de mi error, no debi intentar seducirlo, reconozco mi fallo y no me atrevere a hacerlo nuevamente. Espero que el señor Griera pueda perdonar mi atrevimiento anterior.”
Con esas palabras de Liuva, la atmósfera alrededor de Asier se volvió aún más gélida y opresiva, su mirada afilada y acusadora se volvió hacia Elia.
Elia sintió que su corazón se desgarraba bajo su penetrante mirada.
La habilidad de Liuva para distorsionar la verdad era realmente extraordinaria.
“Nunca le dije eso…” Elia comenzó a protestar, asegurando que nunca había dicho tales cosas.
Pero su teléfono en el bolsillo comenzó a vibrar repentinamente, interrumpiéndola. Elia se encontró con los ojos agudos de Asier y se llenó de pánico
El teléfono seguia vibrando, tirando de su corazón con cada zumbido que se hacía más y más fuerte.
No se atrevia a sacar el teléfono ni a contestar la llamada, si fuera Ramiro, y Asier lo viera, se enfureceria aun
más.
No le esperaría una buena noche.
“Contesta!” Asier pronunció la orden con labios tensos y una autoridad abrumadora.
Esa palabra pesó en el corazón de Elia como una losa.
Ella evito la mirada de Asier, con la presión de su aguda mirada descendiendo sobre su cabeza. Aquella mirada se solidificó en algo tangible, como una cuchilla de hielo que le perforaba el cuero cabelludo, provocándole una sensación fria y dolorosa.
Sacó el teléfono del bolsillo con nerviosismo, temerosa de que fuera Ramiro quien llamaba. Volteó la pantalla
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Capitulo
y vio que era Rosalinda quien estaba llamando.
Su corazón se relajó de golpe, y con una voz temblorosa le dijo a Asier: “Es mi madre, voy a salir a contestar.”
Asier, con su rostro imperturbable y frío, no dijo nada, pero apartó su mirada incisiva para tomar la copa que tenia delante y terminar el resto del vino de un solo trago
No confiaria fácilmente en Liuva, pero si creia que Elia podria haber dicho esas palabras, y por eso estaba molesto y agitado.
Liuva observó como Asier se bebia el resto del vino y una sonrisa de triunfo se dibujó en sus labios, su corazón se llenaba de jubilo anticipando el momento en que se convertiría en la mujer de Asier
Maximiliano y Rayan permanecieron en silencio, observando la escena sin intervenir.