Capítulo 884
Cuando Ignacio Barceló intentaba irrumpir en la casa con una tropa de gente, un tipo grande lo detuvo. “¿Quien eres tú?”
Enzo Farré no dijo nada, solo lo miró friamente, asustando a Ignacio hasta hacerlo retroceder un par de pasos.
Ignacio se atrevió a gritar: “Carla, sall ¿Crees que no serás responsable de la muerte de tu abuela, si encuentras a un hombre que te defienda?” Enzo llamó, “Spartak”
Spartak apareció, su altura de casi dos metros lo hacia parecer un gigante, y la cicatriz que tenia en la cara era bastante aterradora.
Ignacio es alguien que teme a los fuertes y acosa a los débiles, y vuelve a retroceder: “¿Quién eres? Déjame decirte que este es un negocio de mi familia y es mejor que no interfieras“.
Spartak levantó la mano y la movió un poco. “Lárgate ahora, no te queremos aquí molestando. Si no, te haré lamentarlo.”
Ignacio no tenia miedo de recibir una paliza. Si este tipo se atrevia a golpearlo, él sabía cómo hacer que el agresor se arruinara. “¿De dónde eres? ¿Cómo te atreves a hablarme asi? ¿Sabes dónde estás? ¿Sabes quién soy yo?”
Spartak no tenia paciencia Lárgate!”
Lorena Luiz cayó al suelo. “Está golpeando a alguien! Va a matar a alguien! ¡Ayuda! ¡Llama a la policia, Carla trajo a unos hombres para golpearnos!” Ese grito llegó a los oidos de Carla y los demás en la casa.
Aunque ya habian visto el comportamiento despreciable de Ignacio y su esposa varias veces, seguían haciendo de las suyas, sorprendiendo a Carla con su descaro
Abuela Luisa detuvo a Carla, que estaba a punto de salir, le dio unas palmadas en la mano y le dijo: “Carlita, déjalos. Deja que Enzo se encargue.” Carla, “Abuela Luisa…”
Abuela Luisa abrazó a Carla, “Carlita, somos una familia, no sientas que nos estás causando problemas, y no sientas que le debes a Enzo. Enzo es tu esposo, la persona más cercana a ti, el hombre con el que pasarás el resto de tu vida. Es normal que haga estas pequeñas cosas por ti.”
Carla, “Abuela Luisa, no es eso…
Abuela Luisa, “Entonces qué es?”
Carla, “Solo no quiero que él vea a estas personas y a estas cosas… No quiero que el caos a mi alrededor le afecte.”
Abuela Luisa, “Él es tu marido, tus problemas son sus problemas.”
Carla, “Lo sé, pero…
Abuela Luisa, “Solo confia en Enzo…
Carla, Está bien!”
Carla no sabía cómo Enzo habia lidiado con Ignacio, solo sabia que el ruido afuera se había calmado rápidamente.
Poco después, Enzo entró, con gente para seguir limpiando la casa.
Habia muchos empleados de la compañía de limpieza, asi que la casa quedó limpia en poco tiempo. Todos los objetos innecesarios fueron desechados.
Carla sacó las sábanas y los edredones limpios de la Abuela Lidia, que antes habían sido lavados y ahora estaban guardados en el armario. Colocó estas sábanas y mantas en las camas de dos habitaciones.
La habitación principal en la que solia dormir la abuela Lidia era grande y luminosa, con vistas al sur
Carla decidió acomodar a la abuela Luisa y a Estrella Farré en esta habitación.