Capítulo 866
Carla movió la cabeza: “No, esto no tiene nada que ver contigo.”
Cada vez que abuela Lidia decía algo, se tomaba su tiempo, pero aun asi intentaba expresar sus pensamientos, porque sabia que si no lo hacia en ese momento, luego no tendria otra oportunidad.
“Sé que aceptaste casarte para que yo estuviera tranquila. Pero quiero que entiendas que no te pedi que te casaras para mi tranquilidad. Solo queria que encontraras a alguien en quien pudieras confiar, a alguien que pudiera cuidarte en mi lugar. Enzo es el nieto de mi mejor amiga, la abuela Luisa, y desde que era pequeño, siempre la escuché hablar de él. Confio en la abuela Luisa y confio en que su nieto es un buen chico, por eso acepté que estuvieran juntos. Siempre he sido muy cuidadosa con tu matrimonio, no te pedi que te casaras para cumplir una tarea, solo quiero que seas feliz. No es que realmente quiera ver a tu hijo, solo me preocupo por cómo te las arreglarás cuando yo ya no esté. Si tienes un hijo, tendrás un pilar emocional. Pero ahora las cosas son diferentes, no solo me tienes a mi, también tienes a tu marido, a la abuela Luisa, a Estrella Farré, a doña Marta, estoy tranquila.” Después de escuchar todo eso, Carla ya estaba llorando: “Por muy buenos que sean, por mucho que me quieran, no pueden reemplazarte. ¿Cómo voy a seguir viviendo si incluso tú me abandonas?”
“Nadie puede estar con alguien para siempre, yo tampoco puedo hacerlo, solo quiero que seas feliz.” Antes de que pudiera terminar, cerró los ojos lentamente
Se había ido para siempre, dejando atrás a su querida Carlita.
*Abuela, no te vayas! Te lo ruego, no te vayas!” Caria abrazó el cuerpo de su abuela Lidia y gritó
“Abuela, dijiste que nunca me abandonarias! ¡Dijiste que me ayudarías a cuidar al niño! Ya estoy tratando de tener un hijo. Tu deseo se cumplirà pronto, no puedes dejarme.”
“¡Carla!” Enzo levantó a Carla y la abrazó fuerte: “La abuela Lidia se ha ido, tienes que ser fuerte.”
“Enzo, tú eres Enzo, ¿verdad?” Carla agarró su mano como si estuviera loca: “Conoces a mucha gente importante, ellos seguramente pueden salvar a mi abuela, ¿verdad? Te lo ruego, si puedes salvar a mi abuela, haré lo que sea”
Enzo dijo firmemente: “Carla, la abuela Lidia ya se fue.”
Pero Carla ya se habia derrumbado, no escuchaba a nadie, gritaba como una bestia descontrolada: “Sé que puedes salvarla, debes tener una manera, eres tan capaz, debes poder salvar a mi abuela, te lo ruego, salva a mi abuela…”
Si seguia asi, seguramente perdería la razón.
En un apuro, Enzo llamó al médico: “Inyectale un sedante de inmediato!”