Capítulo 85
La idea originalera que por la tar de, Enzo iba a ir con el jefe de Tierra Dorada Co. a hacer una inspección de trabajo, pero ese trabajo no era muy importante, así que se podia posponer.
Carla asimio y dijo: “Voy a informarle a Tierra Dorada Co. para reprogramar la visita“.
Él funció el ceño con algo de desconcierto “No tienes que trabajar más por hoy“.
¿Qué quería decir con eso?
Carla se sorprendió un poco. “¿Me estás despidiendo, Director Farré?”
¿Cuándo había dicho que la iba a despedir?
Él pensaba que ella estaba haciendo un excelente trabajo. Aunque solo llevaba seis meses trabajando a su lado, la conexión entre ellos no era menos que la que tenia con Mariano, que habia trabajado con él durante diez años.
Incluso si algun dia quisiera renunciar, seria dificil para él aceptarlo
Luego agregó: “¿Crees que estás en condiciones de encontrarte con clientes ahora?
Carla se sintió un poco culpable. “Lo siento Director Farré, yo…”
Enzono le dio la oportunidad de terminar. “Te estoy dando un descanso pagado, ¿todavía no estás satisfecha?”
Resulta que solo era un descanso, no un despido. Carla suspiro aliviada.
Sonrio y dijo: “¡Gracias por preocuparte por mi, Director Farre
¡Su jefe era realmente el mejor del mundo!
Enzo dijo “No quiero verte cansada mañana“.
Carla respondió: “Está bien“,
Cuando Carla legó a casa, se fue directamente a la cama y durmió profundamente, quizás porque habia aliviado algo de estrés.
Por la tar de, Enzo llegó al hospital y por respeto a los mayores, levó algunos suplementos nutritivos.
Hugo ya habia seguido sus instrucciones y habla asignado al mejor medico para la abuela L da la habia trasladado a una habitación privada y habia contratado enfermeras adicionales para cuidarla por turnos.
Enzo llamó educadamente a la puerta y entrá cuando escuchó “adelante“.
Entró en la habitación y la enfermera estaba pelando fruta para la abuela Lidia. Alverlo, los ojos de la joven enfermera se abrieron de par en par “¿A quién buscas?”
Enzo no la miró y fue directamente al lado de la cama de la abuela Lidia y la llamó abuela con voz grave.
Aunque no queria tener nada que ver con esa mujer, no podia faltarle el respeto a los mayores.
La abuela Lida se apresuró a ajustar sus gafas de lectura y lo vio fiamente durante unos segundos. “Eres Alex, ¿verdad? Ay hija, eres mucho más guapo en persona que en las fotos, casi no te reconozco Sientate, dejame verte ben…”
El entusiasmo de la abuela Lidia hizo que el siempre sereno Enzo se sintiera un poco insimodo.
Le entregó los suplementos nutritivos a la enfermera y se sentó en la silla al lado de la cama, muy educado, como un estudiante frente a su profesor.
La abuela Lida lo miraba cada vez más alegre. “Alex, Carita me dijo que estás muy ocupado con el trabajo y que viajas mucho. ¿Cómo hacen para mantener su relación?”