Capítulo 727
El desayuno estaba muy bien preparado, todo lo que había eran los platos favoritos de Carla.
A pesar de que solo era un desayuno, doña Marta se ofreció a cuidar a Carla. “Carlita, no sabíamos qué querías comer hoy, asi que hicimos un poco de todo lo que te gusta. Come más de lo que te gusta y deja a un lado lo que no.”
Había mucha comida para dos personas, y ella se sentía mal al pensar en lo que se desperdiciaria. “Doña Marta, no tengo mucho apetito por la mañana, con un poco me basta, no tienes que esforzarte tanto en el futuro.”
“Está bien.” Respondió la mujer.
Las dos ancianas ya habían desayunado y ahora también estaban sentadas al lado de la mesa, mirando a Carla y a Enzo
Junto con doña Marta, había tres personas mirando a la joven, lo que la hacía sentir incómoda. “Abuelitas, doña Marta, me da vergüenza comer con ustedes mirándome así.”
“Bueno, bueno, no te miraremos más, come tranquila.” Las tres pretendieron apartar la mirada, pero cuando bajó la cabeza para comer, volvieron a mirarla.
Mientras miraban, susurraban entre ellas.
“¿No sienten que Carlita se ve un poco pálida hoy?” Preguntó Luisa.
“Lo noté cuando bajaron abrazados las escaleras.” Dijo Lidia.
Doña Marta agregó, “Por qué será que no durmió bien anoche y hoy tiene ojeras.”
“¿Es por lo que estoy pensando?” Preguntó Luisa.
La otra anciana respondió, “Ambos son jóvenes, no necesitamos preocuparnos demasiado, saben lo que hacen. Solo que ella parece cansada, mientras que él parece muy animado.”
Luisa sugirió, “¿Deberíamos recordarle a Enzo que se modere un poco la próxima vez? No deberia cansar tanto a Carlita.”
Doña Marta respondió, “Enzo cuida mucho de ella, debería saberlo. No creo que sea necesario recordárselo.”
“Carlita es una niña tímida, si vamos a recordar, deberíamos hacerlo cuando ella no esté presente.” Dijo Lidia.
“Observaremos un poco más antes de tomar una decisión.” Agregó la otra abuela.
Doña Marta suspiró, “No saben, cuando Carlita llegó a Las Brisas del Mar como asistente de Enzo, la primera vez que la vi, esperaba que se convirtiera en su esposa. Qué suerte que mi deseo se hizo realidad.”
“Yo también. Hace unos años, cuando Carlita vino a Puerto Mussani para la universidad, fui a verla a la escuela. En el momento en que la vi, esperaba que ella y Enzo estuvieran juntos.”
Abuela Lidia rio, “No es de extrañar que siempre me estuvieras mostrando fotos de tu nieto en ese tiempo, tenías planeado que ellos estuvieran juntos desde el principio.”
“Las chicas buenas siempre tienen muchos pretendientes, temía que si me movía despacio, fuera arrebatada por alguien más.”
Doña Marta elogió, “¡Qué perspicaz!”
La abuela Luisa rio felizmente, “Por supuesto.”
Todo el mundo ama a Carla, y la más feliz es, por supuesto, la abuela Lidia. “¡Gracias por amar a Carlita! Con ustedes aquí, no tengo nada de qué preocuparme.”
“Carlita en si es una chica adorable.”
Doña Marta agregó, “Es cierto, es realmente encantadora. He probado los fideos que hace, son deliciosos. Hasta ahora, todavía me acuerdo.”
Ahora, muchas chicas jóvenes no saben cocinar, hasta pueden quemar la sartén solo preparando un plato sencillo, Sin embargo, Carla no solo sabe cocinar, sino que lo hace muy bien, lo que para la gente de la vieja escuela es definitivamente una ventaja.
Doña Marta tiene una muy buena impresión de Carla, primero porque es bonita, amable y cortés, y además puede preparar deliciosos platos… ¿Cómo no va a gustar una chica que cumple con todas esas condiciones?
“Carlita es genial, es genial… pero no podemos alabarla todos los días, o se volverá demasiado engreida.” Dijo Lidia sonriendo.
Después de la discusión, las tres volvieron a mirarla al mismo tiempo, ella estaba comiendo y enviando mensajes en su teléfono, su cara estaba roja, como si fuera a gotear sangre.