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Boda Relampago: El Lazo Inesperado Capítulo 708

Capítulo 708

Carla no pudo rechazarla y simplemente aceptó la tarjeta, “¡Gracias, abuela!”

La gente de la familia Farré era realmente generosa, tenían la costumbre de regalar tarjetas bancarias al conocerse. Hace dos años, cuando se registró, Enzo también le entregó una tarjeta bancaria y se fue.

Sin embargo, los regalos de la abuela Luisa a Carla no se limitaban a esa tarjeta negra..

La anciana levantó la mano y el mayordomo respetuosamente presentó una bandeja cubierta con un paño rojo, sobre el cual se colocaron varios contratos de bienes raices.

La anciana le pasó contrato por contrato, “Carlita, esta es una villa en Chalet La Brisa Marina, estas dos son casas en Mansión Playa HC, y estas son algunas tiendas en buenos lugares. No recuerdo las direcciones exactas, están todas en los contratos. Si algún día tienes tiempo y quieres ir a ver, puedo organizar que alguien te lleve“.

“Abuela…” Antes de que pudiera rechazarla, Enzo aceptó por ella otra vez, “¡Gracias, abuela!*

Ella recuperó los contratos de bienes raíces que Enzo había aceptado y trató de devolverselos, “Abuela, pero realmente no necesito tantas cosas.”

“No importa si los usas o no, si no quieres vivir alli, si quieres vender o alquilar, la decisión es tuya. Todas estas propiedades ya se han transferido a tu nombre, todo es tuyo ahora. Además, ya he pagado treinta años de gastos de administración de propiedades y otros gastos misceláneos, así que no tienes que preocuparte de que estas casas te cuesten dinero.”

Carla, “……

En ese instante, ¡se convirtió en millonaria al aceptar los regalos de la abuela de su marido!

La mujer continuó, “También te compré algunos bolsos y joyas que a todas las chicas les gustan, los he mandado a tu casa. Si te gustan, úsalos, si no, véndelos y te compraré otros.”

“Abuela…” Sabia que no podía rechazarla, así que dejó de hacerlo, “Abuela, ¿qué tal si me convierto en tu nieta? No necesito un marido.”

Sentía que su marido no le servía de mucho, tener a esta abuela millonaria era suficiente, tener a una abuela millonaria era como tenerlo todo. Todos sabían que estaba bromeando, pero Enzo se puso nervioso de todos modos, extendiendo la mano para agarrarla firmemente, “Ni siquiera te permito tener esa idea.”

Ella sintió su nerviosismo, y lo tomó por el brazo, tratando de consolarlo a través del contacto físico, “Sólo estaba bromeando, no te lo tomes en serio.”

“Ni siquiera puedes hacer ese tipo de bromas!” Dijo seriamente.

Ella pensó ¡Qué hombre tan dominante e irracional! Pero aun así asintió en acuerdo, para darle suficiente seguridad, “Está bien, no volveré a hacer ese tipo de bromas…”

Finalmente, la abuela Luisa se quitó la pulsera que había llevado durante décadas, “Carlita, esta pulsera me la dio mi madre, hoy te la entrego oficialmente.”

Aceptó la pulsera sin dudarlo, extendiendo inmediatamente su mano derecha, porque ya llevaba un reloj en la mano izquierda, así que sólo su muñeca derecha estaba vacía.

La abuela Luisa la ayudó a ponérsela, asintiendo satisfecha, “Lidia, mira, nuestra Carlita tiene una piel tan buena, cualquier cosa que usa se ve bien.”

“Si sigues alabándola, se va a poner nerviosa.” Dijo riéndose.

Después de darle los regalos, era el turno de la abuela Lidia.

El regalo que preparó era muy simple, un par de pulseras de oro, pero no se sentia avergonzada ni inferior.

Siempre hacia las cosas de acuerdo con su capacidad, y elegía lo mejor para ellos dentro de sus posibilidades.

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