apítulo 62
Cuando Enzo se junto con sus amigos y familiares, Carla y Mariano no necesitaban estar con él todo el tiempo, así que aprovecharon en descansar un poco.
Carla pidió un jugo al mesero y encontró un rincón solitario para quitarse los zapatos de tacón alto y descansar un momento
Apenas se sentó, sintió una mirada no tan amigable clavada en ella.
Alzó la vista y vio a Cici,
Esa noche, Cici llevaba un vestido rojo que la hacia destacar entre la multitud. Antes de que Enzo llegara, muchos pensaban que ella seria la futura esposa de Enzo y se acercaron a ella.
Sin embargo, cuando Enzo llegó, todas las miradas se dirigieron hacia él y su asistente.
Cici no dejaba de mirar a Enzo, pero él no le prestaba atención.
Enzo no le hacia caso, pero de vez en cuando miraba a Carla, quien estaba a su lado.
Cici pensaba que Carla no le llegaba ni a los talones en ningún aspecto. Carla era solo una asistente, asi que no entendia por qué podia estar al lado de Enzo y recibir todas esas miradas de admiración
Esta gran diferencia la hizo sentir cada vez más enojada, y cuando vio a Carla sola, se acercó
Se sentó junto a Carla, levantó el pie para masajearse el tobillo y dijo con arrogancia: “Carla, me duele el pie, treme un jugo“.
Carla la ignoro por completo y siguió bebiendo su jugo tranquilamente.
Nunca antes habian tratado a Cici con tanta indiferencia, por lo que, enojada, golpeó el vaso de jugo que Carla sostenia en su mano. “¿Estás sorda?”
Carla le agamró la muñeca, se acercó y le susurro: “Señorita Gutiérrez, ¿quién te crees para ordenarme?”
Cici se sorprendió por la actitud de Carla, pero luego gritó: “Eres solo una asistente, acaso te crees de la realeza? ¿Quieres apostar a que puedo echarte de Puerto Mussani?”
¡Otra persona queria echarla de Mussani!
Carla sonrió y dijo “Soy la asistente del Señor Farre y solo trabajo para él. Si quieres ordenarme, primero conviértete en su esposa. Entonces, no me importaria limpiar hasta tus zapatos“.
Cici estaba a punto de replicar cuando de repente vio a Enzo de pie detrás de ellas en un rincón.
Se le ocurrió una idea y rápidamente pensó en un plan
Parpaded y una lágrima rodo por su mejilla: “Carla, prometo no molestar a Enzo… ¿puedes soltarme? Me duele mucho la muñeca…“.
Carla no necesitó mirar atrás para saber que alguien se acercaba, y probablemente era Enzo
Se volvió y efectivamente, vio a Enzo de pie no muy lejos, con los brazos cruzados sobre el pecho, como si estuviera disfrutando de un espectáculo
Carla soltó a Cici: “Señor Farré…“.
“Enzo“, llorosa Cici, dijo no culpes a Carla, no fue a propósito….
Carla sonrió con resignación.
Habia pensado que Cici era inteligente, pero resultó ser tonta como un cerdo.
“No la culparé. Aunque la haya golpeado a propósito, ¿qué importa? Deberias estar agradecida de no haberá devuelto el golpe, de lo contrario…“. Enzo echó un vistazo a la mano derecha de Cici, luego encendió un cigarrillo y comenzó a fumar lentamente.
Enzo solo dijo una frase, pero tenía mucho contenido. El rostro de Cicl se puso pálido de miedo e instintivamente escondió su mano derecha detrás de su espalda
“Cici el juego ya estaba por empezar, ¿por qué viniste aqui?” Estrella Farré llegó justo a tiempo y al ver a Enzo y Carla, les sonrio amablemente, “Hola hermano, hola señorita Carla!”
Enzo, la ignetó mientras fumaba su cigarrillo.