Capítulo 355
Solo con esa palabra saliendo de la boca de Enzo, reflejaba un encanto especial.
Carla asintió: “Director Farré, lo siento mucho. Me levanté tar de y afecté el trabajo de la mañana”
“En realidad, no habia trabajo programado para esta mañana” Carla se acercó y Enza notó que sus ojos estaban rojos. Se puso un poco nervioso: “¿Has estado llorando? ¿Por qué llorarías?”
Carla negó rápidamente con la cabeza: “No, no he estado llorando. Solo me entró jabón en los ojos cuando me estaba lavando la cara.” Enzo estaba un poca escéptico, pera si ella no quería hablar de ello, no queria forzarla.
Dejó a un lado su tableta y se acercó a ella, “Ya pedi que prepararan el almuerzo, vamos a comer primera,”
“Está bien.” Justo cuando Carla se disponia a ir al comedor con él, sonó el teléfono personal que tenia en la mesa.
Carla se detuvo, observando cómo él recogia el teléfono para responder.
Enzo contestó y la voz enfadada de Mauro salió del auricular, “Director Farré, controla a tu esposa, no dejes que se meta en mis asuntos siempre.”
Enzo preguntó, “Qué le hizo ahora mi esposa?”
Mauro dijo, “Tu esposa ha contactado a mi mujer otra vez, incluso le está diciendo a mi esposa que me olvide. Además me llamó monstruo en frente de Azula. ¿Cuando la ofendi, por qué está en contra de mi?”
Enzo penso en como Carla insultaba a las personas y de repente rio, “¿Acaso no lo eres?”
Si ofendia a su esposa Carla, él podia dejarlo lleno de moretones. ¿Qué problema habia con que ella llamara a Mauro un monstruo? Si Carla estaba feliz y queria patear a Mauro un par de veces, él no lo impedinia.
Mauro dijo. “Ya estoy en esta situación y aún te ries. Te digo, si Azula me olvida, no importa cuánto dinero tenga que gastar, haré que tu esposa te deje”
Enzo frunció el ceño y dijo friamente, “Mientras mi esposa esté feliz, ella puede hacer todo lo que quiera. No permitiré que nadie la controle y eso te incluye a ti.
Mauro dijo. “Sigues protegiéndola incondicionalmente?”
Enzo dijo, “Que crees, es mi esposa.”
Mauro dijo. “Si sigues consintiéndola y permitiéndole hacer lo que le plazca, acabarás como yo.”
Enzo rio despectivamente, “No soy como tú, mi matrimonio no es como el tuyo, y mi esposa no es como la tuya.”
En el corazón de Enzo, su esposa era la mejor, nada se le comparaba
Mauro colgó el teléfono con una nisa fria, y Enzo sintió que algo estaba mal con esa risa, pero no le dio mucha importancia.
Dejó el teléfono y se acercó a Carla. Su voz se suavizó inconscientemente, “No desayunaste, debes estar hambrienta. ¿Te duele la cabeza o te sientes incomoda en algún lugar?”
“Comi mucho anoche, estoy bien. No siento malestar en ningún lugar.” Carla lo siguió al comedor, titubed varias veces antes de decir,
“Director Farré.”
“Dilo si tienes algo que decir, no vaciles.” Enzo le hizo un gesto para que se sentara primero, luego se sentó frente a ella.
“¿Era el Sr. Pinales el que acaba de llamar? ¿Ya sabe él que ayudaste a Azula a escapar de la persecución y planea amenazarte usando a tu esposa para obtener a Azula?” Carla no podia distinguir la que el otro había dicho, pero dedujo que debía ser Mauro por el tono de Enzo.