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Boda Relampago: El Lazo Inesperado Capítulo 293

Capítulo 293

Esa cara enfurecida de ella decía a gritos que algo andaba mal, aunque ella insistia en negarlo.

Enzo volvió a decir “Dime qué pasa, no te lo guardes”

“¿No sabes lo que hiciste?” penso Carla, pero antes de que pudiera interrogarlo, sono el timbre de la puerta de repente.

Pensando que era Estrella quien volvia, se levantó de inmediato para abrir la puerta, pero en su lugar se encontró con Dra. Elsa.

La Dra. Elsa la saludo y luego se dirigid apresuradamente hacia Enzo, “Enzo, ¿dónde te lastimaste?”

*No es nada serio, solo me desperté con un poco de dolor en la pierna esta mañana.” respondió Enzo mientras subía el dobladilo de su pantalón, revelando moretones del tamaño de dos puños en su pantomila, que captaron la atención de Dra. Elisa.

Carla también los vio, y si no habia ningún accidente, esos dos moretones eran de sus patadas de la noche anterior.

Apretó los dientes y pensó en silencio Rien merecido lo tienes!”

La Dra. Elsa abrió inmediatamente su maletin, sacó un medicamento y preguntó “¿Te tropezaste? ¿O te golpeaste con algo?”

Enzo se rascó la cabeza pensando, “Bebi demasiado anoche, no recuerdo.”

Carla se burló en su mente, ¿beber hasta el punto de confundir a otras mujeres con su esposa? ¿Beber hasta poder abrazar a otras mujeres sin pensario?

Mientras la Dra. Elisa le aplicaba el medicamento, dijo. “Estos moretones están muy profundos, debió dolerte mucho. ¿Qué tanto bebiste que ni siquiera sentiste el dolor? Te he advertido muchas veces, tu estómago no está bien, no puedes beber pero siempre lo haces, no te tomas en serio tu salud.”

Al decir esto, la Dra. Elisa miró a Carla y dijo: “Carla, eres la más cercana a Enzo, tendrás que cuidarlo más, no dejes que beba, ni que coma alimentos muy picantes.”

Antes de que la Dra. Elisa terminara de hablar, Enzo la interrumpió friamente, “¿Y qué si quiero beber? ¿Carla puede detenerme? No le eches la culpa a ella por todo.”

“No estoy culpando a Carla” explicó rápidamente Dra. Elisa. Solo te estoy recordando que, tu cuerpo no solo te pertenece a ti, también tienes que pensar en tu esposa ¿Quieres que se convierta en viuda siendo tan joven?”

Enzo miró a Carla, quien después de abrir la puerta para Dra. Elisa se había vuelto a sentar a la mesa y estaba comiendo con la cabeza baja, como si nada de lo que estaba sucediendo aqui tuviera que ver con ella, lo que lo enfureció aún más.

pero yo nunca la

La Dra. Elisa no vio ningún problema y continuò diciendo. “Enzo, tal vez olvidaste que antes tuviste una hemorragia estomacal p olvidare. No tortures tu cuerpo de forma imesponsable solo porque eres joven, te arrepentirás cuando envejezcas“.

Enzo frunció el ceño descontento, “Yo sé lo que hago. Aplica el medicamento y luego puedes inte.”

La Dra. Elisa le dio a Carla un medicamento, “Carla, Enzo siempre se olvida de aplicarse el medicamento, recuérdaselo.”

Carla tomó el medicamento y lo guardó cuidadosamente, “Entendido.”

La Dra. Elisa le dio una palmadita en el hombro, “Carla, te dejo a Enzo en tus manos.”

Carla sintió que había un significado oculto en las palabras de Dra. Elisa, pero no tenia pruebas. “No te preocupes, haré mi trabajo.”

Después de que la Dra. Elisa se fue, Enzo se sentó frente a Carla y preguntó pacientemente, “¿Estás teniendo algún problema? Dimelo, te ayudaré a resolverlo.”

Carla sabia que Enzo no sabía lo que había pasado la noche anterior, y ahora solo ella se sentia incómoda. Si lo decla, ambos se sentirian incómodos, lo que afectaria su trabajo en el futuro.

Carla decidió olvidar el incidente, como si nunca hubiera sucedido.

Miró la hora, “Director Farre, esta tar de tengo una cita para ver una exposición de arte con el talentoso pintor francés Benjamin. Se está haciendo tar de y necesito prepararme“.

Carla no queria coltar prenda, y Enzo sabia que no conseguiria nada de su boca. Asi que le empujó la caja de regalo, “Aqui tienes los manuscritos que tanto te gustan. Es un regalo mio para ti, tómalo“.

Carla realmente amalia esos manuscritos, pero no podla permitirse el lujo de aceptarlos, ya que valian diez millones. Sabia que no podía deberle a nadie, especialmente después de lo que habla sucedido la noche anterior. Si aceptaba el regalo de Enzo, seria como si estuviera de acuerdo silenciosamente con algún tipo de transacción inconfesabile.

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