Capítulo 25
“Me atrevi a estar
í a estar más cerca
cerca de Mariano, primera porque Mariano no está casado, y segundo porque nadie hablarla mal de mly Mariano, No me preocupa que los chismes acerca de Mariano y de mi“.
Carla queria decir eso en voz alta a Enzo, pero frente al poderoso presidente de Hércules Construcción Co., ella era solo una asistente insignificante. El podria aplastar todos sus esfuerzos con una sola palabra, y ella no tenia poder para enfrentarlo.
Carla no dijo nada y simplemente la miró, Enzo también la miraba
Aunque él la habia regañado sin motivo, su mirada parecía decir que ella habia hecho algo mal y estaba esperando su juicio.
Incluso a unos metros de distancia, Carla sentia como si el fuego de su ira la quemara.
Volvió a sentarse en silencio y comenzó a comer.
Después de un largo silencio, la voz de Enzo volvió a sonar, pero esta vez mucho más suave: “Termina de comery vuelve a descansar. Si algo te duele, llama a un médico“,
Carla asintió obedientemente: “ST.
Enzo en un dia normal ya era lo suficientemente aterrador, pero cuando estaba enojado, era una presencia diabólica y totalmente aterradora. Pasar un segundo más en el mismo espacio que él era tortuoso.
Carla comió algo rápidamente y volvió a su habitación.
All cerrar la puerta de su habitación, la sonrisa de Carla desapareció al instante. El dolor del brazo herido todavia era tan intenso que apretó los dientes
No queria que otros vieran su lado débil, no quería ver miradas de compasión o de listima. Solo cuando estaba sola, se atrevía a quitarse la máscara y mostrar sus verdaderos sentimientos y dolores.
La herida en su brazo habia sido tratada con cuidado por el médico, pero era una henda grande, ¿cómo no iba a dolere? Su risa antenor, diciendo que no dolia, era solo una fachada.
En ese momento, Carla sentia dolor no solo en su braza, sino también en su estómago, como el color que sentía durante su periodo. Pero su periodo sempre había sido puntual, y todavia faltaban unos diez días para que llegara. Pero entonces Carla fue al baño y descubrió que su periodo habia llegado.
Llamó a la recepción del hotel para pedir ayuda, pero como el hotel aún no estaba abierto al público, no tenian productos de higiene personal disponibles
Entonces, Carla soportó el dolor, se puso un abrigo y salió del hotel
Habiap
a pocas luces en la calle y estaba lloviendo ligeramente, lo que le hacia dificil ver el camino.
Caminaba sola por la oscura y húmeda calle, escuchando el fuerte viento. Carla estaba asustada y apretó su abrigo, como si eso la hiciera sentir
más segura.
El supermercado estaba a poca distancia cuando de repente un perro callejero apareció de la nada y se abalanzó sobre ella, asustándola,
Por suerte, fue rápida y se agacho para fingir recoger una piedra del suelo, lo que hizo que el perro retrocediera unos pasos.
Al ver que esta táctica funcionaba, repitió el movimiento y el perro retrocedió nuevamente Pero el perro pronto se dio cuenta de que habla sido engafiado y se lanzó hacia Carla como un loco.
Justo cuando Carla pensó que no podria escapar, cerró los ojos asustada Sin embargo, el dolor que esperaba no lego, en cambo escuchó al pero aullando de dolor.
En una noche luxiosa como esa, ese aulido del perro era escalofriante.
Carla abrió los ojos y vio a Spártak con una mirada aterradora en sus ojos, sosteniendo al perro moribundo.
Ambos, la persona y el perro, le daban miedo.
Carla retrocedió conscientemente: “Sr. Arizcun, ¿por qué, por qué estás aqulya esta hora?“.
Recordó que Spartak no habla venido con ellos en esta ocasión, pero ahora apareció repentinamente frente a ella, lo que la intrigó mucho.
Spartak là nó sin expresión como siempre, sin dear nada, y se fue con el perro manbundo en sus brazos.
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