Capítulo 249
La respuesta directa de Alejandro eliminó instantáneamente la ira y el resentimiento de Carla.
Carla entendía que cualquier hombre, cuando es cuestionado por su esposa, probablemente respondería de la misma manera. Pero no podía explicar por qué confiaba en Alejandro.
Siempre que él decía que no había otras mujeres, ella le creia.
Aunque ya no tenía dudas, Carla decidió jugar un poco con él, “Estás trabajando todo el dia, ¿cómo puedo saber que no me estás engañando?”
Después de enviar ese mensaje, Carla esperó un buen rato antes de obtener la respuesta de Alejandro, “Carla, ¿qué necesito hacer para que me creas?”
Carla solo queria burlarse de él, no esperaba que lo tomara tan en serio, lo que la hacía sentir como la mala de la película, “Te creo.”
Alejandro respondió, “Gracias.”
Asi terminó la conversación de ese día.
Carla quería seguir hablando con él, así que trató de encontrar temas de conversación, “Estoy en el camino a Monte Sur, llegaré pronto. ¿Hay algo que quieras que le diga a la abuela?”
Alejandro respondió, “No.”
Carla se quedó sin palabras.
¿Acaso no puedes conversar?
No es de extrañar que a su edad aún no tenga novia, necesito que su abuela le encontrara una para poder casarse.
Un hombre tan aburrido y malo para conversar no solo no puede hacer feliz a una chica, sino que pocas pueden soportar su estilo de conversación.
Sin embargo, a Carla no le importaba que él no pudiera hablar, al menos no tenía que preocuparse de que tuviera a otras mujeres.
Carla, sosteniendo su teléfono, preguntó de nuevo, “¿Hay algo que quieras decirme?”
Alejandro respondió, “Voy a regresar a Mussani en unos días.”
Al leer esto, Carla se puso muy contenta, “¿Qué dia vuelves? ¿Podríamos encontrarnos? Las fiestas están cerca, ¿estarás ocupado entonces? Si no estás ocupado, ¿podríamos pasar las fiestas con la abuela?”
Si él regresaba a Mussani, ella podría verlo.
Carla hizo muchas preguntas, pero la respuesta de Alejandro fue tan concisa como siempre, “Vuelvo el dia once.”
Él n
no respondió ninguna de sus otras preguntas.
Carla se quedó sin palabras.
No le enviaria más mensajes de su propia iniciativa.
Carla guardó su teléfono con resignación, justo cuando el anuncio del tren ya le estabal avisando que se preparara para bajar.