Capítulo 227
Manuel e Irene estaban discutiendo a todo pulmón, mientras que Carla y Enzo estaban notablemente callados.
Con su jefe directo en el auto, Carla estaba manejando con total concentración, evitando cualquier distracción.
Enzo, sentado en el asiento del copiloto, intentó varias veces entablar una conversación con ella, pero no encontró el tema adecuado.
Sabía muy bien que si queria que Carla respondiera a sus preguntas, tendrían que estar relacionadas con el trabajo, de lo contrario, ella podría rechazarlo argumentando que era un asunto personal.
A veces, sentía que, aunque él era su jefe, aún necesitaba a su asistente para organizar sus asuntos diarios.
Pensando en esto, Enzo agitó su cabeza con resignación.
No se podia hacer nada al respecto, después de todo, Carla era su esposa.
Carla notó su pequeño gesto, “¿Qué pasa, Enzo?”
Enzo sonrió, “Acabo de pensar en algo divertido.”
Carla, “¿En serio?”
Enzo, “¿No quieres preguntar qué es?”
Carla, “¿Puedo preguntar?”
Enzo, “Puedes preguntar cualquier cosa delante de mi, trátame como a un amigo, no seas
timida.”
Carla sonrió, pero no hizo más preguntas.
¿Tratarlo como un amigo?
Carla reflexionó un poco, pero decidió que era mejor no tener esa idea.
Enzo había sido muy bueno con ella últimamente, pero no podía ignorar su papel como asistente por eso.
La relación más cómoda entre ellos era la de superior y subordinada.
Sólo necesitaba trabajar para él, sin mezclar ninguna emoción personal.
De lo contrario, si en algún momento no le pagara, le daria vergüenza pedirlo.
Enzo, por supuesto, no sabía lo que Carla estaba pensando. Esperó en silencio a que ella hiciera una pregunta, pero después de un largo rato sin obtener respuesta, cambió de
tema, “Por cierto, Azula Mandes ya ha llegado segura a donde quería ir, Mauro Pinales no la molestará por ahora.”
Al mencionar a Azula, la actitud de Carla cambió notablemente, “Enzo, gracias por ayudar a Azula. Ella no tiene celular, ni se atreve a usar su tarjeta de crédito, ¿podria pedirle a alguien de tus contactos que le lleve mi tarjeta de crédito?”
Enzo sonrió, queriendo acariciar su cabello, pero resistiendo el impulso, “Tonta, Azula no es tan despistada como tú. Ella ya había preparado su huida, llevando suficiente dinero en efectivo para sobrevivir un tiempo. Además, ya ha comprado un nuevo teléfono y una nueva tarjeta SIM. Todo lo que no pensaste, ella ya lo ha pensado.”
“Si ella se ha preparado tanto, me siento aliviada. Carla tomó un respiro profundo, ‘Ay, Azula empezó a planear su huida justo después de casarse, ¿sabes qué le hizo Mauro?”
Enzo creia que Mauro debía amar a Azula, sólo que lo hacía de la manera equivocada, “Nosotros, como extraños, no tenemos derecho a juzgar los asuntos privados de los demás.”
“Hmm.” Carla asintió, después de un rato, dijo seriamente, “Enzo, ¿me harías un pequeño favor?”
“¿Qué quieres decir?” Esperaba todos los dias que ella le pidiera algo y finalmente, había llegado el momento.
Carla lo miró de reojo, muy seriamente, “¿Puedes dejar de llamarme tonta todo el tiempo? Deberías entender que si alguien te llama tonto todo el tiempo, esa persona realmente se volverá tonta. Si no quieres que tu asistente se convierta en una asistente tonta, entonces halagarla más. Así me volveré más inteligente.”
Las palabras de Carla hicieron reír a Enzo.