Capítulo 172
Al abrirlo, Carla vio que era una carta de Azula.
[Querida Carla, ¡qué alegría haber conocido a alguien como tú! Muchas gracias por darme fuerzas para seguir adelante cuando más lo necesitaba. Desde ahora en adelante, voy a luchar por mi vida, no volveré a hacer ninguna tonteria. Pero Mauro Pinales es un controlador, no me dejará en paz, así como asi. Para escapar de él, tengo que ir a algún lugar que él no conozca. Sé que vas a decirme que el Director Farré puede protegerme, pero no puedo depender de otros para siempre.
Cuando era pequeña, dependia de mi familia. De adulta, sobrevivi a duras penas gracias a Mauro. Fueron tiempos dificiles. No quiero depender de nadie más. Quiero seguir mi corazón y vivir como yo desee.
La vida puede ser dura en el futuro, pero es lo que anhelo. Por favor, no te preocupes por mi.
Además, Mauro instaló un rastreador en mi celular. Puede saber dónde estoy en cualquier momento, así que no puedo llevarlo conmigo.
Por favor, recuerda cargar mi celular. Trata de retrasar el momento en que los demás descubran que me he ido, para darme más tiempo para escapar.
No te preocupes por cómo voy a escapar. He estado planeando esto desde hace un año. Si logro salir de Puerto Mussani esta noche, será difícil para Mauro encontrarme.
Cuando esté segura, cuando Mauro me olvide, encontraré la manera de ponerme en
contacto contigo.
Carla, espero que la próxima vez que nos veamos, ambas hayamos logrado vivir como queríamos.
¡Te dejo un gran cariño! Azula]
¿Azula había estado planeando escapar desde hace un año?
Hace un año, Azula y Mauro acababan de casarse. ¿Qué tipo de vida habrá tenido durante
este año?
Carla corrió a la habitación de Azula, y tal como esperaba, encontró el celular que Azula había dejado.
Azula le dijo que no se preocupara, pero ¿cómo podría Carla no hacerlo?
Azula acaba de tener un aborto y estaba débil. Para evitar a Mauro, tampoco podrá usar su tarjeta bancaria. ¿Cómo va a escapar sin nada?
Carla se dio cuenta de que no sería fácil para Azula encontrar un lugar seguro en este
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mundo.
Mientras tanto, en el piso veinticinco, un visitante inesperado llegó a la casa de Enzo.
Enzo lo invitó a entrar. “Ya que estás en Mussani, ¿por qué no vienes a mi casa? ¿Te preocupa que Azula no sepa que estás aquí o que se haya ido demasiado lejos?”
Mauro encendió un cigarrillo y tomó varias caladas. “Dile a tu esposa que no se meta en lo que no le importa. Sin nadie en quien apoyarse, Azula volverá a mi.”
Enzo soltó una risa fría. “Si mi esposa no la hubiera cuidado, tu esposa habría muerto. No culpes a mi Carla por tus errores.”
“¿Tu Carla?” Mauro miró a Enzo como si estuviera midiendo a un extraño. “¿Ya estás tan protector con ella antes de que te acepte como su esposo? No parece tu estilo con las mujeres, Enzo.”
“Primero, Carla no es cualquier mujer, es mi esposa. Claro que protegeré a mi esposa. ¿Acaso quiero ser como tú, arrepintiéndome cuando ella preferiria morir antes que estar contigo?” Enzo dejó a Mauro sin palabras con una sola frase.