Capítulo 1718
Azula no entendía la situación con claridad, así que no podía decir mucho más.
El anciano volvió a hablar, “Has presenciado lo que ha estado pasando estos días. Ahora, todos parecen querer devorarse a Maurito…”
En temas delicados, Azula no se atrevía a responder, así que escuchaba en silencio al abuelo.
El anciano sonrió, “Aún no me he muerto, pero hay muchos que están esperando que me vaya para repartirse mi patrimonio. A veces, realmente envidio a esas familias comunes, con padres amorosos e hijos agradecidos…”
Azula también envidiaba eso, pero el destino era caprichoso, y justo a ella le había tocado nacer en esa clase de
familia.
El anciano dijo, “Niña, ¿entiendes lo que te digo?”
Azula asintió, “Abuelito, la verdad es que Maurito no es tan malo como todos dicen…”
El anciano rio, “Mira, ya estás defendiendo a tu futuro esposo. Él ni siquiera te deja vivir en su casa y tú lo defiendes.”
Azula contestó, “Abuelito, no lo defiendo, solo le cuento lo que he visto. Además, no es que él no me deje vivir en su casa, fui yo quien decidió quedarse en la escuela.”g2
El abuelo suspiró, “Sé muy bien cómo son las nuevas generaciones.”
Azula no estaba segura de si el abuelo realmente sabía, pero si él lo decía, ella quería creerle.
De repente, el abuelo cambió de tema, “¿Sabes por qué te escogí como la prometida de Maurito?”
Azula, con su mente ingenua, respondió sin pensar, “¿No es por la familia Mandes?”
El abuelo respondió, “Sí, es por la familia Mandes, porque ustedes no son suficientemente fuertes como para apoyar a
Maurito.”
Azula creyó entender. Quizá el anciano ya había renunciado a Mauro, y por eso le había buscado ese matrimonio.
Pero la siguiente frase del anciano le hizo darse cuenta de que estaba muy equivocada.
Él miró a través de la ventana, como si pudiera ver muy lejos, “El hermano de Maurito tenía a una chica que le gustaba, y esa chica era de la familia Camarillo de la Ciudad Capital. Debías haber oído hablar de ellos.”
Azula asintió.
La familia Camarillo, ¿quien no los conocía?
El abuelo continuó, “Si Satu se casaba con la chica de la familia Camarillo, entonces todos los Camarillo apoyarían a Satu. Así, si Satu quería tomar el control del Grupo Pinales, no tendría ninguna oposición. Pero, lamentablemente…”
El abuelo se detuvo de repente, con un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos.
Azula, preocupada de que el abuelo estuviera recordando tiempos tristes, se apresuró a consolarlo, “Abuelito, si no quiere hablar de eso, no lo haga. Lo importante es su salud.”
“Si no hablo ahora, quizás nunca tenga otra oportunidad.” El anciano levantó la mirada, parpadeando para contener las lágrimas que le resbalaban por las mejillas, “Lo lamentable es que justo cuando la familia Pinales y los Camarillo estaban arreglando el matrimonio de los jóvenes, Satu tuvo un accidente.”
Al oír esto, Azula recordó lo que Mauro había dicho antes…
Si la muerte de Saturnino y del padre de Mauro no fue un accidente, ¿quién podría ser el responsable?
Todos en la familia Finales eran sospechosos…
Pensando en esto, Azula sintió un escalofrío recorriendo su espalda.
“Después del accidente de Satu, su padre también tuvo uno…” El anciano retiró la mirada, mirando fijamente a Azula,
Maurito es muy joven, todavía no es lo suficientemente fuerte. Si le encuentro un matrimonio adecuado, solo lo perjudicaria.”
De repente, Azula entendió; el abuelo estaba usando esta estrategia para proteger a Mauro.
Él volvió a hablar, con esa voz que siempre llevaba el peso de los años y la sabiduría, “Ahora, Maunto tiene que
escoger entre dos caminos. Uno es quedarse tranquilo con sus jueguitos, viviendo honradamente, olvidarse de la idea de que el Grupo Pinales vaya a tener algo que ver con él. En cuanto al otro camino…”