Capítulo 1704
Ella se giró y, sacando una cajita de su bolso que estaba a un lado, se la entregó a Azula. “Abrela para ver, ¿te gusta? Si no te gusta, dime qué prefieres y yo te lo compro.”
Azula había sido llamada de última hora por Mauro para que le ayudara, y ni siquiera sabía que habría chicas allí, mucho menos que tenía un regalo preparado, “Susana, no tengo nada preparado para ti.”
Susana le dijo con una sonrisa, “No te estoy dando un regalo para que me des uno a cambio. Abrelo ya, espero que te guste.”
realmente
Azula, sin poder resistirse a la insistencia de Susana, abrió la caja bajo su mirada atenta, y dentro había un collar muy
bonito.
El collar no tenía marca visible, y Azula no podía adivinar el precio, pero por la calidad y el trabajo, seguro que no era barato, “Susana, pero..”
“¡No hay peros! Es mi forma de demostrarte amistad, ¡y tienes que aceptarlo!”
Azula intentó protestar, pero Susana continuó, “No sabes lo pequeño que es mi circulo social, aparte de Noé y sus amigos, prácticamente no tengo a nadie más. Ahora que por fin conozco a una chica de mi edad, no puedes rechazar
mi amistad.
Mira, yo no soy de las que hacen amigas a la ligera. Es que desde que te vi, sentí una conexión especial, por eso quiero
ser tu amiga.
Esos chicos, cuando se juntan, o hablan de cosas que no entiendo o se la pasan jugando cartas y tomando cerveza. A su lado, me siento como si fuera invisible.g2
Azula, ¿qué te parece si intercambiamos números? Así si alguna vez me siento sola y quiero charlar, ¿te molestaría que
te buscara? Eres tan amable, seguro no te importaría que te contactara.”
Susana hablaba sin darle oportunidad a Azula de interrumpirla.
Azula, sin tener más opción, aceptó el regalo de Susana y también intercambiaron números de contacto. Azula pensó que cuando recibiera el pago final por el trabajo, también debería preparar un regalo para Susana.
“Por alli hay algo de comida, ¿vamos a tomar algo?”, sugirió Susana.
Azula asintió, “Claro.”
De repente se escuchó la voz de Noé, “Susana, ven aquí.”
Susana, “¿Qué pasa?”
Noé, “No tengo suerte en el juego, ven y cámbiame la suerte.”
Noé no se preocupaba realmente por la suerte en los juegos; lo que quería era que su chica estuviera siempre a su lado, no quería estar separado ni un minuto.
Susana lo rechazó, “¡Ni loca vengo a tu lado!”
José se rió y dijo, “Noé, deberías mostrar un poco de dignidad, ¿no crees?”
Mauro bromeó, “No te rías de mí.”
Enzo intervino, “¡Concéntrense en el juego!”
José comentó, “Te digo, Enzo, te aseguro que, si no tuvieras dinero y esa cara bonita, ni en tu próxima vida lograrías
casarte”
Enzo preguntó, “¿Es más importante el trabajo que una esposa?”
José respondió, “Sí, sí, como si pudiera razonar con un hombre sin pasiones como tú.”
Noé intervino, “Enzo, no me digas que en serio no piensas casarte. Claro, hay mucha gente con matrimonios infelices, pero no siempre tienes que ver el lado malo de las cosas, mira el lado bueno de vez en cuando.”
Enzo replicó, “Todos tan jóvenes y no piensan en trabajar en serio, solo en asuntos de amorios, no podrían ser un
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poco más ambiciosos?”
Noé defendió, “Pensar todo el día en la chica que te gusta, ¿cómo es eso ser un fracasado?”
José agregó, “Si no fuera por la necesidad de controlar Hércules S.A., Enzo seguro ya estaría pensando en ser monje.
Cada uno cuide de lo suyo y no pierdan el tiempo tratando de convencerlo.”
Enzo decidió ignorar el tema, “Mauro, te toca jugar.”
Mauro lanzó su carta, “Nueve de oro.”
Enzo anunció, “¡Gané!”