Capítulo 1703
Susana frunció el ceño y le lanzó una mirada a Noé. “Oye, Noé, te voy a decir algo clarito, si hoy no llega alguna amiga. para hacerme compañía y tengo que quedarme sentada aquí viéndote jugar cartas con tus amigos, olvídate de que vuelva a salir contigo.”
Noé se encogió de hombros con una sonrisa nerviosa. “Está bien, está bien…”
José estiró el cuello para mirar hacia la sala. “Ay, ay, ay… escuchen a este muchacho, cómo le tiene miedo a su amiguita de la infancia. Después de casarse, seguro será un mandilón.”
Mauro lo miró con desgano. “¿Y tú qué? Si apenas la vişte una vez en la escuela y ya no puedes sacártela de la
cabeza.”
José se volteó hacia Enzo. “¿Está mal que me guste una chica, Enzo?”
Enzo, ajustándose los lentes en la nariz, no dijo nada.
José suspiró. “Ay, hablar contigo es como hablarle a la pared. Pero de verdad me pregunto, ¿qué clase de chica podría capturar la atención de nuestro Enzo?”
Mauro intervino. “Pues seguro que Enzo no es como tú, que con solo ver una vez a la chica ya no la puedes olvidar.”
José se defendió. “¿Y qué tiene de malo? ¿Acaso te molesta, Mauro? A eso se le llama amor a primera vista, ¿lo sabes?”g2
Mauro replicó con desdén. “Llámalo amor a primera vista si quieres, pero eso no es más que calentura.”
José se indignó. “¡La atracción es parte de la naturaleza humana! ¿Acaso es malo que me gusten las chicas guapas? Si tu prometida fuera tan fea como un sapo, ¿crees que tu abuelo te la hubiera presentado? ¿La habrías traído para que la conociéramos?”
Azula, que había estado escuchando en silencio, se preguntaba por qué la arrastraban a sus asuntos.
Mauro señaló. “Deja de hablar de ella.”
José se burló. “Mira, mira, dice que no le gusta, pero la defiende como si fuera su tesoro. Te apuesto a que terminas
como Noé.”
Sin más, José se adelantó hacia el interior. “¿Te engañó otra vez Noé, señorita Susana?”
Noé se exasperó. “José, no le eches leña al fuego. ¿Ya llegó tu prometida, Mauro?”
Mauro contestó. “Como si me atreviera a no traerla, con tu prima exigiéndolo.”
Susana levantó la vista y al ver a una joven detrás de Mauro, sus ojos se iluminaron. “¿Azula?”
Noé sintió un pellizco de celos.
Ojalá Susana lo mirara a él de esta manera alguna vez.
Mauro las presentó. “Azula, él es Noé de Mejorada del Campo, y la que está a su lado es su…”
Pero antes de que pudiera terminar, Susana ya estaba saludando a Azula con entusiasmo. “¡Hola, Azula! Me llamo Susana y vamos a ser amigas.”
Azula respondió con una sonrisa, “¡Hola, Susana!”
Susana agregó rápidamente. “Y no te creas nada de lo que digan, no tengo nada que ver con Noé y mucho menos sería su novia.”
Noé no pudo contenerse. “¡Susana!”
Ella hizo un mohin. “Es tu culpa por siempre molestarme, así que no me voy a casar contigo.”
Noé frunció el ceño, molesta. “Repite eso, Susana!”
Si no fuera por la edad legal para casarse, ya la habría llevado a registrar el matrimonio y la habría traido a casa sin darke oportunidad de rechazario.
Сармле
Noé estaba realmente enfadado y eso nunca era buena señal.
Susana, siendo consciente del momento, solo puchereó sin atreverse a decir más. “Azula, te tengo un regalo. Ven conmigo.”