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Boda Relampago: El Lazo Inesperado Capítulo 1682

Capítulo 1682

Azula observaba con frialdad, cada palabra que soltaba caia con peso, “Si soy o no quien digo, pueden comprobarlo o incluso llamar a Helena para verificario. Algo tan serio como esto, y Helena no le advirtió de antemano, claramente queria que vinieran aqui y meterse en problemas.”

Viendo a Azula tan serena y sin mostrar signos de mentira, el lider de los pandilleros sacó lentamente su celular y marcó un número, “¿La chica que nos pediste que tocáramos es la prometida de Mauro?”

Azula no podia escuchar lo que decían del otro lado de la linea, pero veia al pandillero ponerse cada vez más pálido, hasta que finalmente solto una maldición muy vulgar y colgo.

Su mirada se volvió hacia ella de nuevo, “Chica, puedes considerarte afortunada”

Dicho esto, llevó a sus dos compinches y se fueron.

Los Pinales y los Camarillo eran dos poderosas familias, en la Ciudad Capital, que nadie se atrevia a provocar.

Los pandilleros lo sabian mejor que nadie.

Azula los vio irse hasta que desaparecieron de su vista, y sus piernas se doblaron, cayendo sentada entre los matorrales con un golpe sordo.

Con el estómago ardiendo, se tumbó entre la hierba y vomitó, expulsando todo lo que no había digerido del almuerzo.g2

Justo cuando se sentia debil por el vómito, una mano grande le extendió una botella de agua mineral.

Azula se sobresaltó, levantando la vista, y nunca hubiera imaginado que Mauro fuera el dueño de esa mano.

Intentó decir algo, pero su estómago se revolvió de nuevo.

Vomitó un poco más, hasta casi expulsar la bilis.

Mauro la miraba desde arriba, como un rey supremo, “Pensé que te habias vuelto valiente, pero veo que el susto te ha roto el coraje.”

Azula agarró el agua de Mauro y bebió un gran sorbo, se enjuagó la boca y escupio, “¿Cuando llegaste?”

Mauro, “Justo estaba pasando por aquí con mi coche cuando esos tipos te detuvieron.”

Azula apreto los labios y no dijo nada.

Mauro se agacho para estar a su altura, “¿Estás molesta porque no apareci antes para salvarte?”

Azula siempre supo que solo podia depender de sí misma, nunca espero que alguien la ayudara en momentos de peligro, “Nunca lo pense de esa manera…”

Mauro observó su palida cara, la chica estaba asustada, pero aun así trataba de aparentar coraje delante de el, “¿Realmente nunca lo pensaste?”

Azula parpadeó, escondiendo las lágrimas en sus ojos, y forzó una sonrisa radiante, “Si te dignas a salvarme en una situación peligrosa, eso será tu nobleza. Pero si no deseas ayudarme en la adversidad, eso tambien es humano y no te puedo culpar.”

Apenas terminó de hablar, su estómago se revolvió otra vez y volvió a inclinarse sobre la hierba para vomitar.

Ya no había nada en su estómago para vomitar, solo náuseas intensas que la dejaban sin fuerzas.

Mauro frunció el ceño con desden, “¡Cobarde!”

Azula no dijo nada.

Elle, como una joven, no había llorado de miedo ante esos tres pandilleros y habia encontrado una solución a tiempo: yo eso era bastante impresionante.

Ella on era ninguna cobarde

Mauro do Coburde, levántate. Te llevare al hospital

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