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Boda Relampago: El Lazo Inesperado Capítulo 1675

Capítulo 1675

Al escuchar el nombre de Helena, Azula levantó la vista casi por reflejo.

Efectivamente, allí estaba Helena, sentada en la primera fila del lado opuesto de la cancha.

Parecía que Helena la estaba mirando, pero cuando Azula correspondió a su mirada, los ojos de Helena volvieron a fijarse en Mauro, que estaba en la cancha….

Con esa mirada embobada, no cabía duda de que estaba muy enamorada.

De repente, Azula sintió curiosidad: ¿Cómo sería Mauro interactuando con la chica que le gustaba?

Lo pensó seriamente y no pudo imaginárselo…

Todo estaba listo y el partido iba a comenzar en breve.

Mauro era uno de los jugadores titulares.

En menos de dos minutos del inicio, Mauro encestó un triple desde lejos.g2

Azula no sabía mucho de baloncesto, pero por los aplausos estruendosos del público, se dio cuenta de que había sido una jugada impresionante.

Isabel y sus amigas estaban eufóricas, “¡Dios mío, Mauro es tan guapo! Lástima que ese bombón ya tiene dueña, si no, le llevaría agua ahora mismo.

Olivia respondió, “Aunque estuviera soltero, jamás se fijaría en nosotras.”

Isabel preguntó, “¿Por qué dices eso?”

Olivia explicó, Todos los jugadores, excepto él, miraban hacia las gradas buscando alguna chica que les gustara al entrar Solo Mauro no despegó la vista de la cancha ni un segundo.”

Iria intervino, “Escuchandolas hablar, cada vez envidio más a Helena. Tener un novio tan guapo y leal…”

Isabel dijo con un tono de advertencia, “Iria, no te fíes tanto. Helena puede parecer buena persona, pero nunca se sabe. Mantén los ojos bien abiertos.”

Iria defendió a Helena, “No hables asi de ella, es muy buena persona. Justo ayer me dio su contacto y hoy me invito a almorzar. Dijo que seremos amigas para toda la vida.”

Iria no pasaba mucho tiempo en la residencia y no era tan cercana al trio, por lo que Isabel prefirió no insistir con el

tema.

De repente, los gritos de emoción volvieron a estallar.

Mauro había anotado otro triple.

Azula observaba a Mauro correr por la cancha.

Era joven, guapo, con un buen fisico y tenía talento deportivo…

El sol de finales de otoño lo iluminaba, como si brillara con luz propia.

En ese momento, Azula supuso que Mauro había capturado el corazón de muchas chicas presentes.

Especialmente Helena, cuyos ojos parecían querer saltar de sus órbitas y pegarse a Mauro.

Pero Mauro estaba concentrado en el juego y ni siquiera miraba hacia Helena….

No sabía cuánto tiempo había pasado cuando el silbato del árbitro anunció el final del medio tiempo.

Muchas chicas, incluidas las tres compañeras de habitación de Azula, corrieron a la cancha con botellas de agua para los jugadores que les gustaban.

No eran las más numerosas las que llevaban agua a Mauro, pero tampoco eran pocas.

Sin embargo, Mauro no aceptó ninguna botella y paso de largo por las chicas con una mirada indiferente, dirigiéndose

de estaba Azula.

La cancha estaba abajo y el asiento de Azula estaba arriba; ella sentía que podía verlo fácilmente, pero Mauro tendria que levantar la vista para verla a ella.

Justo cuando Azula rezaba en silencio para que Mauro no mirara hacia su dirección…

Mauro tomó una botella de agua y, al inclinar la cabeza para beber, sus ojos se encontraron con los de ella.

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