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Boda Relampago: El Lazo Inesperado Capítulo 1674

Capítulo 1674

Isabelle do, “Esa agua es para que se la lleves a tu amor platónico. Si ves a algún chico que te gusta, puedes tomar la iniciativa y ofrecérsela. Si la acepta, es señal de que también está interesado en tl.”

Azula tuvo una epifanía, “Ah, ya entiendo.”

Sin embargo, en un instante, se bebió toda la botella de un solo trago.

Isabel casi se exaspera, “Si ya entendiste, ¿por qué te la bebiste? ¿Y de un solo trago? ¿Acaso ya no te importa tu imagen?”

Azula replicó, “Es que no creo que me vaya a gustar ningún chico.”

Olivia intervino, “No estés tan segura, en un rato vas a tener delante a decenas de chicos con cuerpos increíbles, desprendiendo feromonas por doquier. No me creo que ninguno te vaya a llamar la atención.”

En ese momento, la voz del altavoz se hizo oir, “Por favor, que todos los estudiantes tomen asiento, nuestros deportistas entrarán en escena en breve.”

“¡Ay, Dios mío…!”

Los gritos emocionados de las chicas resonaron al máximo cuando los deportistas comenzaron a desfilar. Sonaron tan fuerte que parecía que iban a levantar el techo del estadio.g2 –

Por el altavoz se anunció, “Ahora entra el equipo de baloncesto de la Universidad de los Castillos.”

Los jugadores de baloncesto, todos altos, el más bajo medía un metro ochenta.

Y con cuerpos moldeados por el deporte constante y rostros jóvenes y vibrantes, cada uno que entraba recibía un estruendoso aplauso.

Entre vitores, los jugadores de la Universidad de los Castillos terminaron de entrar.

Entonces, por el altavoz se volvió a anunciar, “A continuación, los jugadores del equipo de baloncesto de nuestra escuela…”

Los gritos de las chicas eran aún más ensordecedores.

Azula, sintiendo que sus timpanos iban a estallar, divisó la figura de Mauro.

El segundo jugador en entrar del equipo de baloncesto de la escuela era Mauro.

Hoy no llevaba la ropa casual que Azula solía verle, sino el uniforme del equipo, dejando al descubierto sus músculos bien formados y atractivos.

Con su estatura de un metro ochenta y ocho, Mauro no era de los más altos en el equipo, pero su carisma y atractivo físico capturaban todas las miradas.

Incluso la de Azula.

Ella murmuró para sí, “Esto es malo.”

Jamás hubiera imaginado que Mauro también formara parte del equipo. Si hubiera sabido que él estaría allí, no habría venido al partido por nada del mundo.

Instintivamente, bajó la cabeza, intentando esquivar la mirada de Mauro.

Pero sentadas en la primera fila, eran demasiado visibles, y Mauro, al entrar, la vio de inmediato con solo echar un

vistazo.

Sin embargo, después de un breve vistazo, Mauro apartó la mirada.

Tras reconocer a Mauro, los gritos en el estadio aumentaron en intensidad.

Algunos incluso empezaron a corear su nombre, “¡Mauro! ¡Mauro! ¡Mauro!”

Las compañeras de habitación de Azula también se unieron al grito, con un entusiasmo desbordante.

No fue hasta que todos los jugadores habían entrado, que el presentador pidió silencio que el lugar finalmente se calmo.

Fue entonces cuando las amigas de Azula se dieron cuenta de que ella habla estado con la cabeza baja todo el tiempo, “Azula, ¿qué te pasa? ¿Te sientes mal?”

Azula preguntó, “¿Si me siento mal puedo irme?”

Las tres respondieron, “¿Quieres fingir una enfermedad? Ni lo pienses.”

Azula no dijo nada.

Isabel intervino, “El partido está a punto de empezar, es hora de disfrutar. Si te vas ahora, te arrepentirás cada vez que to recuerdes por el resto de tu vida.”

Las otras dos asintieron, “Sí, sí, tienes razón.”

De repente, Iria señaló, “Miren, Helena también vino. Seguro que está aquí para animar a Mauro.”.

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