Capítulo 1673
Azula se sentia atrapada, “Ceci, Oli, ¿podrían soltarme, por favor? Puedo caminar por mi cuenta.”
Isabel respondió, “Si te soltamos, seguro te escapas.”
Azula intentó liberar sus manos en vano y estaba a punto de jurarles que las acompañaría a donde quisieran “Les prometo que iré con ustedes y no me escaparé.”
Isabel insistió, “¡Tienes palabra!”
Azula prometió de nuevo, “Palabra. ¿Ahora me pueden soltar?”
Finalmente la dejaron ir.
Isabel cambió de tema, “Zula, no pareces de esas que les falta plata, ¿por qué siempre estás pensando en hacer dinero? Te digo una cosa, la vida es cortita, en un abrir y cerrar de ojos ya pasó. Hay que disfrutar mientras somos jóvenes, para no desperdiciar nuestra visita en este mundo.”
Olivia agregó, “Cecilia tiene toda la razón. El dinero nunca se termina de ganar, y después de graduarnos tendremos toda la vida para trabajar. La época de la universidad es nuestra última oportunidad para volvernos un poco locas, no malgastes tu tiempo solo en hacer dinero.”
Azula no dijo nada.g2
Ellas tenían padres que las querían y les enviaban dinero cada mes para sus gastos; podían darse el lujo de ser caprichosas por unos años más.
Pero alguien como Azula, que no tenia a nadie que la cuidara, tenía que ser fuerte por sí misma para algún día poder vivir la vida que deseaba.
De repente, Isabel cambió el tema, “Zula, ¿tu familia te ha presionado para que consigas novio?”
Azula se estremeció, temiendo que descubrieran que la noche anterior había regresado a casa con Mauro y preguntó, “¿Por qué preguntas eso de repente?”
Isabel contó, “En la secundaria, mis padres tenían miedo de que tuviera novio temprano, siempre venían a recogerme a la escuela. Ahora, apenas un mes después de empezar la universidad, ni siquiera he conocido bien a los chicos de mi facultad y ya me están presionando para que encuentre novio. Dicen que los buenos hombres son escasos, y que, si no actúo rápido, pronto las demás se los llevarán todos.”
Olivia agregó, “Mis padres también están en un dilema, por un lado quieren que su hija encuentre pareja, pero por otro lado temen que su preciada hijita sea cortejada por el primer don nadie que aparezca.”
Azula les dijo con envidia, “Qué suerte tienen.”
Ambas preguntaron al mismo tiempo, “¿Es que acaso tus padres no te dejan tener novio?”
Azula guardó silencio.
No era que no le permitieran tener novio.
Era que ya la habian usado como moneda de cambio en una negociación.
La habian enviado a la familia Pinales y nunca se preocuparon por cómo le iba.
Al igual que los ancianos de la familia Pinales, solo les importaba si podía darle un hijo a Mauro y asegurar la posición del primogénito en la familia.
Era ridículo y triste al mismo tiempo.
En estos tiempos, todavía había padres que arreglaban matrimonios.
La conversación no había terminado cuando llegaron a su destino.
El inmenso estadio estaba completamente lleno, y los gritos de las chicas se oían por doquier.
Isabel y Olivia arrastraron a Azula, “Apúrate, Zula, Iria nos ha guardado asientos, si legamos más tarde, seguro
starán ocupados!”
Las tres se abrieron paso entre la multitud hasta llegar a los asientos de la grada.
Ina habia conseguido excelentes lugares en la primera fila.
Casi se pelea con alguien por haber guardado cuatro asientos sola, pero por suerte llegaron a tiempo y evitaron el conflicto.
Después de sentarse, Iria sacó de su bolsa cuatro botellas de agua y las repartió entre ellas.
El almuerzo había sido algo salado y Azula ya tenía sed, así que abrió la botella para beber.
Isabel la detuvo, “Esa agua no es para que te la bebas.”
Azula preguntó, “Si no es para eso, ¿entonces por qué me la das?”
Las tres le lanzaron una mirada, “Ay, tontita, ¿no entiendes? ¿Nunca viste a los chicos jugar al baloncesto en la secundaria?”
Azula se sentia cada vez más confundida.
Viendo su cara de desconcierto, decidieron dejar de burlarse de ella.
