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Boda Relampago: El Lazo Inesperado Capítulo 1667

Capítulo 1667

Esa frase, claramente, era una ofensa directa hacia Aitana.

Aitana no estaba acostumbrada a soportar ese tipo de faltas de respeto y su furia se desbordó. “Mauro, te estás volviendo cada vez más arrogante!”

Mauro levantó la mirada y la observó con frialdad. “Tía, si te comportaras como una adulta respetable, yo te trataria con canño y respeto. Pero si ni siquiera sabes valorarte a ti misma, si no puedes ser un buen ejemplo, ¿cómo esperas que yo, que soy más joven, te respete?”

Aitana se indignó. “¿Y tú te comportas como alguien joven y respetuoso?”

Mauro replico, “Aún soy joven, y muchas de las cosas que hago las he aprendido de ustedes, los mayores. Si tú tienes respeto, naturalmente yo también lo tendré. Si tú no lo tienes, yo tampoco,”

Altana se quedó sin palabras….

Azula, observaba con sus ojos redondos y atentos a Mauro.

Él no era arrogante solo con ella o con la gente de la escuela.

Cualquiera que lo irritara se enfrentaba a su altivez.g2

Él, al igual que ella, eran solo peones en sus respectivas familias.

Ella solo podia optar por tragarse su orgullo, mientras que él parecía hacer lo que le daba la gana.

Azula quería saber cómo lo lograba.

Cuando tuviera la oportunidad, sin duda le pediria algunos consejos.

“Maurito, ¿cómo le hablas así a tu tía?”, interrumpió Rosalía, que también había llegado. Su mirada se deslizó brevemente sobre Azula, en los brazos de Mauro, y luego le dijo, “¡Pidele disculpas a tu tía ahora mismo!”

Mauro lanzó una mirada a Rosalía, pero sin decir nada, se marchó llevándose a Azula consigo.

Aitana, observando cómo se alejaban, se puso tan furiosa que sus dedos temblaban.

Rosalía rápidamente la sostuvo, “Aitana, Maurito siempre ha sido terco, incluso cuando me habla a mi lo hace así. No te lo tomes personal.”

Aitana intentaba contener su ira. “Rosalía, si no fuera por el respeto que les tengo a Satu, a ti y a mi hermano, jamás. apoyaría al insolente de Maurito.”

Rosalia intentó calmarla. “Lo sé, lo sé… Maurito ha sido mimado desde pequeño, y eso lo ha hecho testarudo, pero en el fondo no es mala persona.”

Aitana estaba preocupada. “Ni siquiera sé qué brebaje le ha dado esa niña de los Mandes. Sin siquiera conocerla bien, la defiende tanto. Rosalía, Maurito está destinado a tomar las riendas del Grupo Pinales, no podemos permitir que se deje cegar por una mujer.”

Rosalía confiaba en Maurito. “Él sabe lo que hace.”

Aitana seguía preocupada “Aún es joven y a veces puede perder la noción de sus actos.”

Rosalía recordó, “No creo que esté cegado por ella, más bien está marcando su territorio. Recuerdo cuando era niño, Samuel accidentalmente daño un juguete que él iba a desechar. Si hubiera sido nuestro, no nos hubiera importado, pero Maurito es diferente; terminó castigando a Samuel. Sus cosas son sagradas, aunque no las quiera, nadie más puede tocarlas.”

Aitana comprendía ese punto, pero tampoco podía subestimar la situación. “Rosalía, eres demasiado blanda y siempre ves el lado bueno de las cosas. Esa niña Mandes definitivamente no es tan inocente como parece. Cuanto más se haga la víctima, más estimulará el instinto protector de Maurito. Tenemos que ser cautelosas con ella y no dejar que controle a Maurito

Rosalia asintió. “Haré que alguien la vigile, no permitiré que cause problemas.”

Alana se justifico ‘No pienses que soy entrometida, solo no quiero ver cómo el imperio que Lisandro construyó com tanto esfuerzo, y por el que Satu y mi hermano han luchado, calga en manos de manipuladores.”

Rosalia la comprendia ¿Cómo podría culparte? La tragedia de Satu y el golpe que recibieron Lisandro y tu hermano fueron duros. Maurito todavía es muy joven, y si no fuera por ti, el Grupo Pinales ya hubiera sido tomado por Álvaro y Clemente hace tiempo.

Altana se pasó la mano por la cara, con una expresión de preocupación que le marcaba cada línea del rostro. “Lisandro cada dia está más débil, mi hermano aún no supera la muerte de Satu, y la única persona en la que podemos depender es Maurito. No podemos permitir que le pase nada.”

Rosalia asintió con la cabeza, con los ojos llenos de una determinación silenciosa. “Lo sé, lo sé muy bien.”

La familia Pinales tenía una rutina muy marcada, todos ya estaban levantados, congregados en la sala esperando para desayunar juntos cuando Lisandro estuviera listo.

Mauro bajó las escaleras con Azula en brazos, y al instante todas las miradas se posaron sobre ellos de inmediato.

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