Azula preguntó: Entonces a qué te refieres?”
Capítulo 1661
Mauro respondió, Acaso la farmilia Mandes no te enseño que hay que defenderse cuando eres maltratada? ¿No te dijeron que al bueno lo machacan y al caballo bueno lo montan?”
Azula se sono la nariz con un pañuelo rojo y negó con la cabeza, ‘No lo hicieron.”
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Desde pequeña, la educación que recibió fue la de aguantarse y soportar las adversidades….
Si se rebelaba, le esperaban diversos castigos y golpizas.
Azula recordaba claramente cuando era una niña y el hijo de su tio Salvador había roto su estuche de lápices
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Ella se enfado mucho, tanto que empujó al niño.
No tenia mucha fuerza, apenas podia mover al niño mayor que ella, pero él se dejó caer al suelo intencionalmente y empezó a llorar a gritos, “La niña malvada me pegó, la niña malvada me pegó…!”
El llanto del niño rápidamente atrajo la atención de los adultos.g2
Su tía Sandra, llorando, abrazó a su hijo, “Hijo mio, ¿quién te pegó?
El niño, con orgullo, señaló a Azula, diciendo: “Ella!”
Al oir esto, Salvador le dio una patada brutal, Tienes un coraje de un león!”
Azula era tan pequeña que no pudo resistir la patada y cayó pesadamente al suelo.
Intentó levantarse, pero no podia, levantó la cabeza con dificultad y miró a sus padres que llegaron despues. Ella dijo: “Papá, mamá, él rompió mi estuche.”
Salvador respondió: “¿Así que él rompió tu estuche y tú le pegas? Hermano, ¿eso es lo que le enseñas? ¿No pueden tener un hijo propio y quieren matar al mio?”
La acusación hizo que el asunto se volviera cada vez más grave.
El padre de Azula sabia que no podía competir con el hermano en este asunto, asi que levantó a la pequeña Azula y le dijo: “La voy a llevar a casa y la educaré correctamente.”
Pero Salvador no queria dejar el asunto de esa manera, ¿Así de simple? ¿Resolveremos esto entre nosotros o iremos a ver a papá para que él decida?”
El niño seguia lloriqueando al lado…
El padre de Azula quería resolverlo entre ellos, pero el abuelo, al enterarse de que su nieto fue golpeado, llegó apresuradamente
Llamaron a muchos doctores para examinar al niño.
Pero nadie revisó a Azula, quien realmente estaba herida…
Todos los doctores confirmaron que el niño no tenía heridas, solo un pequeño golpe en el trasero, pero aun así la castigaron a ella.
No fue un castigo simple, la obligaron arrodillarse toda la noche en el templo ancestral.
Ella era solo una niña de unos pocos años, no entendia por qué, si el niño habia dañado primero su estuche, era ella quien terminaba castigada.
Más tarde descubrió que eso se llamaba “machismo”
Solo por ser niña, tenia que sufrir tal injusticia.
El tempio no tenia luz por la noche, y cuando las velas se consumían, quedaba tan oscuro que no se veía nada
y el lugar estaba tan silencioso que parecía que soplaba un viento frio.
De repente, creyó oir el llanto de una mujer fantasma.
Asustada, gritó pidiendo ayuda, queriendo que sus padres la salvaran.
Pero nadie respondía a sus llamados.
Una enorme sombra negra apareció frente a ella, amenazante, asustándola tanto que cerró los ojos y se desmayó del susto.
Cuando desperto, ya habia amanecido.
Estaba tumbada en el suelo frio, vistiendo ropa ligera y temblando de frío.
Quiso irse, pero sus piernas estaban tan rígidas que no podia caminar.
Salvador apareció con su hijo en frente de ella.
El niño se bajó los pantalones y le orinó en la cabeza.
Salvador no solo no lo detuvo, sino que le pregunto, “Hijo, ¿ya se te pasó el coraje?”