Capítulo 1658
Ella realmente no quería ocupar ese lugar, pero Lisandro la llamó y no pudo rechazarlo.
Si pudiera, preferiría sentarse en la esquina más apartada y pasar desapercibida, lo cual habría sido lo mejor.
Pero Azula también sabia que mientras llevara el título de prometida de Mauro, no podría esconderse.
Rosalia, que estaba cerca de Azula, extendió la mano y le sirvió más comida, “Azula, come un poco más, engorda un poco, si tus padres ven que has adelgazado, seguro se preocuparán por tu salud”
Azula respondió, “¡Gracias, señora!”
Este saludo tan común, al oido de los demás, era un error.
El tío Álvaro interfirió, “Niña, ya estás comprometida con Maurito, y todavía la llamas ‘señora’, suena muy
distante.”
Con Lisandro apoyando a Azula, Rosalía se sintió más confiada, “Los jóvenes de hoy son tímidos, mientras me tenga en su corazón como un familiar, cualquier saludo está bien, lo importante es que ella se sienta cómoda.” Aitana también defendió a Rosalía, “Hermano, si a Rosalía no le importa como la llame, ¿por qué te preocupa a ti, hombre? g2
Álvaro replico, Tarde o temprano tendrá que cambiar la forma de dirigirse, mejor que lo haga pronto.”
Aitana bromeó, “Pero Rosalia aún no ha mostrado interés por eso.”
Azula se quedó en silencio….
Los conflictos sutiles de la familia no eran algo en lo que quisiera participar, pero parecía destinada a no poder escapar de ello.
Mientras hablaban y debatian entre ellos, Lisandro escuchaba sin intención de intervenir, y nadie sabia qué planeaba.
Azula lo miró de reojo y él le sonrió, “Niña, come lo que te guste, no seas timida.”
Azula respondió, “Abuelo, me gustan todos estos platillos.”
Lisandro dijo, “Si te gustan, come un poco más.”
Azula asintio con la cabeza, “De acuerdo.
Terminar esa comida le pareció más agotador que un dia de clases y de tutoría.
Pensaba que después de cenar podría regresar a la escuela, pero cuando la asignaron a compartir habitación con Mauro, se dio cuenta de que todos se quedarían a pasar la noche en la casa ancestral
Era la prometida de Mauro, y como aún no estaban casados, no deberían haber sido asignados a la misma habitación.
Sin embargo, la habitación había sido organizada por la tía Aitana de la familia Pinales, y Azula no tuvo más opción que obedecer.
Después de asignar las habitaciones, Aitana se encontró con Rosalía y la dijo: “Cuñada, calcule los días y estos son los más peligrosos para la pequeña Azula. Si esos dos jóvenes no se controlan y hay un desliz, las probabilidades de que Azula se quede embarazada de nuestro futuro nieto Pinales son muy altas
Rosalía estaba algo preocupada, “Maurito me ha dicho que no le gusta Azula, y mucho menos quiere tener hijos con alguien que no le gusta. Si hacemos esto, ¿no nos causará un problema con él?”
Aitana explicó, “Solo los hemos puesto en la misma habitación, no hemos hecho nada más. Si Maurito no se controla, ¿cómo podrían culparnos?”
La riso de Martina resonó desde un rincón oscuro, y luego ella apareció frente a ellas, “Cuñada, vuestra rama principal realmente no escatima esfuerzos para lograr sus objetivos.”
Rosalia soltó una risa fria, “¿Y acaso tú no haces lo mismo?”
Todas eran zorras milenarias, ninguna era más tonta que la otra.
Martina la acusó, “Aitana, Simón es tu hermano, ¿pero Álvaro y Clemente ya no lo son?
Después de todos estos años, Álvaro y Clemente han sido tan buenos contigo, pero tú solo te inclinas hacia tu
hermano mayor. Si se enteran, ¿no se sentirán decepcionados?”
Aitana replicó, “Martina, sé muy bien quién me quiere de verdad y quién no.”
Martina insinuó, “¿Entonces estás diciendo que Álvaro y Clemente no te quieren de verdad?”
Aitana concluyó, “No dije eso, eres tú quien lo está admitiendo.”