Capitulo 1657
Lisandro agarro su bastón y lo golpeó con fuerza contra el suelo, mirando a Mauro con una mezcla de inditación y afecto ‘Hoy, por el amor que le tengo a tu primo Samuel y a tu novia, no voy a tomarme la molestia de discutir contigo, chamace. Pero si vuelves a decir estupideces en esta casa, te juro que dejaré de considerarte mi nito.”
Mauro no pudo evitar sonreir. Abuelo, me estás diciendo que ella puede molestarme, pero yo no puedo defendere?”
Lisandro parecia que en cualquier momento podría usar su bastón para algo más que apoyarse.
La habia mencionado, por lo que al escuchar su nombre, volvió del rincón donde se había escondido y se acercó con timidez. Buenas noches, abuelito
“Buenas, buenas, buenas Lisandro la llamo con la mano, sonriendo Acércate, niña, déjame verte bien.”
Azula se acerco rápidamente a su abuelo.
Lisandro la observo detenidamente. “Mi hija, ¿como es que te veo más delgada que el mes pasado? Dime, ¿es que Mauro no te ha estado cuidando como se debe?”
Aunque él tambien la tomaba del brazo al hablar, ella podia sentir que no había malicia en sus acciones. Lisandro estaba genuinamente preocupado por ella
“No quiero que los que realmente se preocupan por mi se angustien, pensaba ella, asi que respondió con una madurez que enternecia Abuelito, Mauro me cuida mucho. Siempre se asegura de que tenga lo mejor en comida y todo lo demás g2
Lisandro sequía sin estar convencido. “Entonces, ¿por qué te veo más delgada?”
La verdad era que Azula había adelgazado debido al estrés de sus estudios y porque estaba dando clases de musica para ganar algo de dinero extra. Con tanto ajetreo, apenas encontraba tiempo para comer adecuadamente
Pero lo que ella dijo fue: “Quizás es solo que aún me estoy acostumbrando a la Ciudad Capital. Me sentiré mejor con un poco más de tiempo.”
Lisandro asintio, no dudando de sus palabras. “Muy bien, entonces. Mayordomo, asegúrate de enviar algunos alimentos nutritivos a la casa de Mauro más tarde. Dile a Fiona, la que los cuida, que debe asegurarse de que Azula recupere su salud.”
Ella era la prometida que yo mismo escogi para mi nieto, y no permitiré que nadie la moleste. Quien lo haga, tendrá que verselas conmigo.”
Sin mencionar nombres, era claro que Lisandro estaba advirtiendo a Martina.
El mayordomo asintió en señal de entendimiento.
Martina apretó los labios, su rostro mostraba una evidente molestia.
Mauro, viendo la expresión de Martina, estaba a punto de decir algo cuando Rosalía lo jaló del brazo y le susurró: “Maurito, piensa en el lugar y el momento.”
Mauro sonrió y decidió callar.
Lisandro entonces anunció, “Ahora que todos estamos aqui, vamos a sentarnos a cenar.”
Todos asintieron y se dirigieron a la mesa..
En la cena de la familia Pinales, los asientos se asignaban estrictamente según la jerarquía y la edad
Lisandro tenía dos asientos reservados a ambos lados: el de la izquierda siempre para su única hija, Aitana
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Pinales.
El asiento de la derecha se asignaba según quién hubiera tenido el mejor desempeño en los últimos tres
meses
Esa noche, todos esperaban que Lisandro invitara a Samuel que habia destacado ese trimestre. Sin embargo, para sorpresa general, en cuanto Lisandro se sentó, hizo una señal a Azula. “Niña, sientate a mi lado”
Altana, siendo la única hija de Lisandro, tenia su afecto, pero nunca heredaría el Grupo Pinales. Esto lo entendian ios hermanos de la familia Pinales, así que su posición junto a Lisandro no era problemática para
ellos
Pero Azula era diferente. Como la prometida de Mauro, ella representaba a la casa superior’ de la familia. Al darle un asiento de honor, Lisandro estaba claramente apoyando a la casa superior’
Por lo tanto, esa cena fue una prueba de nervios para ella. Los otros miembros de la familia la miraban como si quisieran despedazarla del lugar, con una hostilidad que apenas podian ocultar.
Azula solo podia tragar en seco y esperar que la cena terminara sin incidentes.
