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Boda Relampago: El Lazo Inesperado Capítulo 1656

Capítulo 1656

Nosotros somos gente decente, no necesitamos vivir del espectáculo, ¿para qué vamos a tocar on instrumento?” Martina soltó la mano de Azula y le palmeó suavemente la cintura, “Esta cintura está firme”

Luego bajó su mano y dio unas palmaditas en el trasero de Azula, “Este culito si que está firme y bien parado, una verdadera joya…”

Mientras la tocaba y hablaba, parecia estar evaluando una mercancia de calidad, con tantos ojos presentes, Azula se sintió tan humillada que se le llenaron los ojos de lágrimas.

Ella buscó ayuda con la mirada hacia Mauro, quien también la estaba observando, pero no tenia intención de intervenir, solo disfrutaba del espectáculo.

Azula siempre había sabido que nadie podia ayudarla, solo ella misma, ¿cómo podia seguir siendo tan ingenua? Tia Martina…”

“Niña, siempre se dice que las manos son el segundo rostro de una mujer, no basta con tener una cara bonital y un cuerpo atractivo, también tienes que cuidar de tus manos. Tienes que entender bien lo que les gusta a los hombres…”

Azula retiró su mano con fuerza y se defendió en voz baja, “Tia, no soy lo que piensas.”

“¿No eres lo que yo pienso? ¿Entonces qué eres? Martina también bajó la voz, “Muchachita, no eres más que un juguete que la familia Mandes le ha regalado a Maurito, asi que no te hagas la digna conmigo…”

Azula se puso pálida al oír esas palabras, quería decir algo, pero no podía hablar g2

No quería admitirlo, pero tenia que aceptar que Martina había dicho la verdad…

Martina habia humillado a Azula por un buen rato y Mauro no mostraba ninguna expresión de enojo, lo cual dejaba claro cuál era el lugar de Azula en el corazón de Mauro.

Si Mauro no la valoraba, ¿quién más lo haría?

Ella soltó a Azula y sonrió, diciendo, “Finalmente llegaron. Nosotros, la familia Pinales, valoramos mucho la puntualidad, y los que llegaron tarde fueron ustedes, si hubiera sido nuestro querido Angel el que llegara tarde, probablemente nadie lo habría esperado.”

Martina claramente estaba buscando problemas, y Mauro no estaba dispuesto a consentirla, Tia, nadie te pidió que nos esperaras.”

¿Cómo Martina no iba a conocer el temperamento de Mauro?

Ella lo hacía a propósito, para provocarlo y hacer que Mauro perdiera puntos ante Lisandro, “Hermano, tanto Maurito como el fallecido Saturnino son los hijos que tuviste con Rosalía, ¿cómo pueden ser tan diferentes en cuanto al temperamento?”

Mencionar al difunto Saturnino y luego pisotear sutilmente a Mauro, enfureció a Simón, quien había estado delicado de salud desde la muerte de su hijo, y se puso a toser sin poder articular palabra.

Mauro dio un paso largo y se acercó a Simón, dándole palmaditas en la espalda mientras decia, “Tia, te he respetado por ser superior a mi, pero si insistes en provocarme, no me culpes si no soy amable contigo.”

“¿Con quien no vas a ser amable?” Lisandro, apoyado por el anciano mayordomo, acababa de llegar al salón cuando escuchó estas palabras de Mauro, “A ver si tienes valor para repetir lo que acabas de decir.

Y Mauro lo hizo, “Dije que, si la tía sigue provocándome y eso empeora la salud de mi padre, no la voy perdonar.”

Martina rápidamente lanzó una mirada a su hijo Samuel.

Samuel inmediatamente se adelanto para sostener a Lisandro, “Abuelo, mi primo siempre ha sido explosivo ne lo hace con mala intención, no debería tomarselo à pecho”

“Al menos tú tienes sentido común. Lisandro le dio una palmadita en la mano a Samuel, mostrando su satisfacción por la sensatez de su nieto.

Luego miró a Mauro, “Mira a tu primo, es mucho más sensato que tú.”

Por un lado, se encontraba un nieto que no perdonaba una ofensa, y por otro, otro nieto bondadoso, generoso y respetuoso.

Comparando a los dos, cualquier abuelo de una familia común preferiría al nieto bondadoso y respetuoso.

Pero él era Lisandro, el que controlaba todo el Grupo Pinales, cuanto más poderoso era el Grupo Pinales, más enemigos tenían.

El futuro lider, si resultaba ser demasiado bondadoso, simplemente no podría mantener el imperio de Grupo

Pinales firme.

Alguien como Mauro, con métodos fuertes y sin escrúpulos, era mucho más apto para tomar las riendas de Grupo Pinales.

Lisandro ya tenia en mente al candidato ideal, pero aún no era el momento de hacerlo público, y mucho menos de que la familia se enterara de su decisión.

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